Rocketman – La Película (2019)

Este artículo no contiene spoilers.

“Rocketman” (2019) es la segunda superproducción cinematográfica contemporánea centrada en una estrella cuya vida es el epítome de los excesos asociados con la frase “sexo, drogas y rock & roll”: Elton John. Es la sucedánea de “Bohemian Rhapsody”, y ese dato es de particular relevancia ya que ambas comparten director: el británico Dexter Fletcher. La principal diferencia es que mientras “Bohemian Rhapsody” fue planteada como una biografía convencional, “Rocketman” ha sido propuesta como un musical en el cual la obra de Elton y el letrista Bernie Taupin deviene en el artilugio narrativo para contar una historia “basada en una fantasía verdadera”.

Y aún con esa particularidad, con ese supuesto carácter ilusorio que se explicita ya desde el principio (y el cual es concomitante con el personaje creado por Elton a mediados de los 70s, el “Capitán Fantástico”)  no deja de ser llamativo cómo “Rocketman” es más fidedigna a la realidad que “Bohemian Rhapsody”. Ésta se tomó una serie de libertades narrativas que oscilaron entre las simplemente estéticas, como ser la época en la cual Freddie Mercury comenzó a lucir su icónico bigote, a las totalmente injustificables. El ejemplo más característico es la fecha del diagnóstico cero positivo de Mercury, el modo y momento en que se lo hizo saber a sus compañeros de banda, y la instancia creativa en la que supuestamente se encontraba Queen en aquel entonces – todo por completo desdibujado, para imprimirle a la película un dramatismo adicional que no era necesario. La vida de Freddie ya era lo suficientemente cinematográfica y dramática si se narraba tal cual había sido. Esto significó la mayor decepción para los verdaderos adeptos de Queen, y el objeto más recurrente (y con más fundamento) de crítica a “Bohemian Rhapsody”.

Quizá por eso las inexactitudes factuales en “Rocketman” brillan por su ausencia. La principal (y la única que me hizo dar un salto de asombro en la butaca por su inverosimilitud) es la referida al origen del nombre “Elton John” – como posiblemente sepan, Elton en realidad se llama Reginald Kenneth Dwight. La escena en la que se decanta por su nombre artístico está planteada de modo simpático, y no se puede negar que funciona bien. Y la idea de éste artículo es no incurrir en spoilers de ninguna índole. Pero tienen que saber (y esto es algo ampliamente documentado y constatado) que el nombre “Elton John” deriva de Elton Dean y Long John Baldry, integrantes de Bluesology – la primera banda en la cual Elton se desempeñó como tecladista. Y quiero detenerme en lo que ocurre en la película con el personaje de Long John Baldry. O para ser más exacto, en lo que no ocurre – Baldry no existe en el film. Y esa omisión es desconcertante, ya que su influencia en la vida de Elton tuvo un alcance muy amplio, el cual trascendió lo meramente musical. Baldry fue clave en el despertar sexual de Elton John, y ese papel en la película es desempeñado por otro músico. Sepan que eso no ocurrió de esa forma.

Dejando esto de lado, no hay personajes inventados ni fusionados (como sí ocurre en “Bohemian Rhapsody”), y figuran todos quienes tuvieron alguna injerencia en la vida de Elton John, con otra honrosa excepción: Paul Buckmaster, el responsable de los arreglos de orquesta en todos los álbumes desde “Elton John” (1970) hasta “A Single Man” (1978), y en algún disco posterior, como ser “Made In England” (1995)

Todos los demás están representados en la película de algún modo u otro, incluyendo la banda “clásica” de Elton John, y el productor Gus Dudgeon figura en la escena cuando graban “Your Song” (escena donde perfectamente podría haber aparecido Buckmaster).

Si me centro en ésta persona es porque fue uno de los tres pilares donde se apoyó el ascenso al estrellato de Elton, junto a la banda “clásica” conformada por Davey Johnstone, Dee Murray y Nigel Olsson y el productor Gus Dudgeon – fue recién cuando Buckmaster orbitó a la esfera creativa de Elton que se materializaron sus primeros éxitos trasatlánticos, no antes.

La trama en “Rocketman” avanza a través de flashbacks. Cuando inicia la película, Elton llega a una terapia de grupo ataviado de un modo metafóricamente espléndido, y de inmediato somos participes de cómo alcanzó esa instancia especialmente conflictiva en su vida.

El propio Elton manifestó que “la película no es apta para todo público porque mi vida no fue apta para todo público”. Él mismo la supervisó, aunque existen versiones muy encontradas sobre qué papel realmente desempeñó en su dirección artística y contenido – algunos dicen que estuvo presente durante el rodaje, otros que hizo poco más que consentir que se narrara la historia de su vida, dándole al director plena libertad creativa. A los efectos, la película no tiene paliativos en materia de drogas y sexo, y ya pasó a la historia como el primer blockbuster que incluye una escena de carácter explícito entre dos hombres.

Por otro lado, me sorprendió el rol cuasi-mesiánico del letrista Bernie Taupin – no me parece bien hablar sin conocimiento de causa, pero no me cuadra que alguien conocido por su misoginia y frecuente misantropía haya podido ser semejante faro moral para Elton. 

Quienes no aparecen ni física ni musicalmente son los otros letristas que colaboraron con Elton como Gary Osborne y Tim Rice. Eso quiere decir que canciones como “Blue Eyes”,”Ball & Chain”, “Little Jeannie” y “Can You Feel The Love Tonight” fueron omitidas.

Y podrían no haberlo sido, ya que la película no solo es un musical, sino que sus canciones no siguen una cronología real – son funcionales a la trama. Así, “Rocketman” inicia con “The Bitch Is Back”, y luego llega “I Want Love” de “Songs From The West Coast” (2001). Me sorprendí cuando empezó a sonar, y me ilusioné con que “Rocketman” quizá no sería una concatenación de éxitos. Pero eso es lo que terminó siendo, y lo entiendo. Las única otras “rarezas” fueron “Amoreena” del disco conceptual “Tumblewood Connection” (y qué bueno que lo hayan referido al menos de éste modo, ya que ese álbum fue el cimento de Elton John como creador de obras consistentes en sentido unitario) y “Rock & Roll Madonna” – un tema que utiliza el recurso de añadir un público en vivo para dotarlo de una cuota adicional de dinamismo. Éste recurso sería empleado luego en ”Bennie & The Jets” de manera mucho más memorable, convirtiendo al supuesto público en parte integral de la canción mediante la percusión que provee con sus palmas.

Me generó entre pena y extrañeza que se obviaran los discos autobiográficos “Captain Fantastic” (1973) y “The Captain & The Kid” (2013) – en la primera escena con Bluesology, poco menos me puse a tararear “Gotta Get A Meal Ticket” en antelación. Y los últimos treinta minutos se podrían haber condensado en cinco con “Made In England”, del álbum titular de 1995.

Quizá los productores sintieron que incluir música de deliberado corte biográfico en una autobiografía podía ser lesivo para el impacto de la película, o diluir en algo el efectismo de la narración. De cualquier modo, canciones como “Bitter Fingers” o “Better Off Dead” merecían un lugar en la historia, no porque hubieran “salvado” la película, sino porque representan el acervo más dramático a nivel compositivo de Elton John en el apogeo de su carrera, cuando alcanzó a tener siete discos consecutivos en el número uno de las listas de ventas.

Es necesario puntualizar que la música de “Rocketman” es interpretada por el reparto – solo se escucha a Elton John al final, en una nueva composición que canta a dúo con el actor que lo personifica, Taron Egerton (se titula “(I’m Gonna) Love Me Again”, y es un tema francamente bueno). Ésta es quizá la diferencia más sustancial en materia de contenido artístico con “Bohemian Rhapsody”, que proponía una experiencia similar a estar en un concierto de Queen (y ameritaba con creces ir a verla a una sala de cine). Y explica por qué “Rocketman” ya casi no esté en ninguna sala. Pensé que iba a durar al menos un mes más – aún dejando de lado el contexto de los premios Oscar, “Bohemian Rhapsody” tuvo una permanencia descollante en cartelera.

Asimismo, me parece importante mencionar que no soy un fan de Queen, ni de Elton John. Aprecio y estimo a ambos; posiblemente algo más a Elton – tengo casi toda su discografía, y eso incluye sus innúmeros deslices artísticos en la década de los 80s, y los discos básicamente monocordes que viene publicando desde los 90s. Elton fue el primer artista por el que viajé a Argentina, como así también el único artista que vi en vivo con mi madre en Uruguay (2013).

Sin embargo, es innegable que “Bohemian Rhapsody” tiene un carisma que la hace atractiva para todo público. Por el contrario, “Rocketman” me pareció concebida estricta y únicamente para fans de Elton John. No sé si le gane muchos nuevos adeptos, y no he visto reediciones de sus álbumes en disquerías, como sí he visto (y en cantidades y cualidades maravillosas) de Queen. Pero “Rocketman” sí funciona (¡y de qué modo!) como publicidad para su actual gira despedida, y para su autobiografía, la cual tiene fecha de edición tentativa para octubre de 2019. No creo tampoco que “Rocketman” sea galardonada con ningún Oscar, pero lo que sí ha hecho es reafirmar la curiosidad que granjeó “Bohemian Rhapsody” por la vida de muchos de los protagonistas culturales del siglo XX. Todo indica que los próximos destinatarios de blockbusters de Hollywood van a ser Prince y David Bowie, mientras que otros como Mötley Crüe, INXS y Depeche Mode ya están recibiendo la atención de servicios como Netflix y Showtime.

“Transitando un nuevo sonido nacional” – Entrevista a Rojo (Lalo Pasek)

Rojo es el proyecto personal de Lalo Pasek – músico, compositor y productor artístico oriundo de Río Negro, quien en 2006 fundó la popular banda de reggae Rwanda. Con Rwanda, Rojo editó un EP y un álbum, y llegó a compartir el escenario con artistas como NTVG y la Abuela Coca

Actualmente, Rojo cuenta con tres discos de estudio publicados, y un cuarto álbum que ya comienza a cobrar forma. Su próxima presentación es éste viernes 21 de junio en la Sala Camacuá, junto a María la del Barrio. Mantuvimos el siguiente intercambio con Rojo, donde además de conversar sobre el concierto del próximo viernes nos anticipó sus actividades y proyectos para lo que resta del año.  

En una semana vas a estar presentándote en vivo con toda tu banda en la Sala Camacuá, en el que creo se puede considerar el momento más prolífico y realizado de tu carrera, desde el inicio formal de Rojo con la edición de “Sobre Mi Cadáver” en 2016 . ¿Qué expectativas genera eso en vos, y qué expectativas considerás que puede generar en el público? ¿Y cómo pensás plantear el concierto del viernes para que todas esas expectativas se vean colmadas?

Es el comienzo de un nuevo camino. Creo que aquí nuevamente se inicia o retoma eso que dejé en el 2015 con Rwanda.  Soy un obsesionado del audio y un fan del stereo, así que diseñé cada compás del show – tengo mis propios bancos de sonidos para que nuestro espectáculo no se parezca a nada que hayas escuchado antes. También cuenta con un diseño de visuales que comprometen a la obra.  Mis secuencias y samplers te van a romper el corazón, por eso considero que estamos transitando un nuevo sonido nacional, un nuevo rock.

De todos los discos editados, ¿hay alguno por el que sientas una afinidad especial? ¿Hay alguno que sentís que se “reivindica” en vivo, o que cobra una fuerza que antes no tenía al sonar en el escenario? ¿Y tuviste esto en cuenta a la hora de elegir los temas que se van a estar presentando en la Sala Camacuá?

Bueno, para este show especial quise transitar por los tres discos, pero sin duda temas del primer disco Sobre mi Cadáver tienen una fuerza notoria justamente en el directo. Temas como “Vivir como unánime” o “Ya está en mi piel” acompañados con estos profesionales proponen otra energía.  Y también los elijo por la composición del espectáculo, para que los climas sean los correctos.

¿Quién integra la banda que te acompaña actualmente?

El grupo humano es lo mejor que tiene el proyecto, sólido y comprometido con lo que nos genera esta música. Para mí es un verdadero orgullo nombrarlos. Los Rojos que acompañan son: Fredy de Rienzo (guitarra), Boti (bajo), Joaquín Apollonia (guitarra), Emiliano Durán (guitarra), Daniel Rogantini (batería), Martin Conde (visuales y luces) y Cesar Lamschtein (sonido).

Y se sumó hace breves Alvarenga en la producción.

La banda invitada en ésta ocasión es María la del Barrio. ¿Qué nos podrías contar sobre ellos? En concreto, ¿qué le van a brindar o imprimir a la apertura del concierto?

María es una banda con la que nos conocemos desde los inicios. Siempre respete su música por que sé de dónde viene, se cómo se manejan y a la hora de brindar generalmente mi copa choca con la de ellos. Armamos una fecha doble – en esta oportunidad ellos nos abren, y en noviembre les abriré  la presentación de su disco. Yo creo que María es la mejor banda de la costa, más allá de mi afinidad con sus integrantes.

Hablando de otros artistas, ¿hay alguno en concreto con el que quisieras trabajar, ya sea en nuestro país, o en Argentina?

Bueno, si el boleto es gratis y en este instante puedo volar mi cabeza y mis capacidades se funden con las de él, Charly García es quizás de las pocas personas con las cuales coincido en la idea de la música, y en cómo interpretarla.  Si bien tuve la oportunidad de trabajar con el ingeniero de sonido Mario Breuer (Patricio rey), al nivel más alto con García haríamos un buen disco. Pero quien puede exprimir mi esencia seguramente sea el artista Thom Yorke.

Y ya que mencionamos a Argentina, es dable pensar que tu propuesta podría ser de excelente recibo en la vecina orilla. ¿Ya has tenido la posibilidad de presentarte con Rojo en Buenos Aires? 

Bueno, te confieso que hay más Rojos en Argentina que en Uruguay. Los motivos son los siguientes: es más grande, y hay más oportunidades. En José C. Paz hemos plantado una semilla muy importante, que ahora empieza a expandirse. Pero también hay Rojos en Buenos Aires, Mendoza, La Plata, Salta, Jujuy… difícil seguir enumerando sin equivocarme u olvidarme. Pero sin duda que sean de dónde sean, iremos a buscarlos.

Y en general, ¿cómo se proyecta este año en materia de presentaciones y nuevas grabaciones? Particularmente, ¿hay algo qué nos puedas adelantar del nuevo disco y video que ya se anuncian en el canal de YouTube de Rojo?

Tengo fechas hasta fin de año, que culmina como siempre en una gira por Argentina. Rojo lo direccioné al teatro, pretendo mimar a mi público, cuidarlo, y que vea un show personalizado. Creo que eso de tocar a las 3am caducó para mí, y no le hace bien a nadie (bueno, sí, al bolichero). Este último disco Angelitos Milagrosos en esta Vida Febril es mi mejor obra hasta ahora en sonido, lírica y composiciones. Me conmueve de muchas formas, si bien todos los discos están comprometidos con mi anárquica forma de vivir, éste disco revolucionará el rock nacional si así se lo permiten. Lo grabé con mi amigo Cesar Lamschtein en el estudio Galáctico de mi otro brother José “Pepe” Canedo, y el arte me lo hizo mi hermano Juan Mazza que también es el encargado del arte de Don Osvaldo.

Te pido por último que invites al público a la Sala Camacuá, no sin antes agradecerte por todo tu tiempo y atención, y desearte el mejor de los éxitos el viernes.

Mis queridos: 21 de Junio, entradas en Tickantel 2×1, Tienda Inglesa o en la boletería. Rojo y María del Barrio en Sala Camacuá, 20:00 horas.