El uruguayo Gonzalo Neira presenta “Cachafaz”, su primer disco solista

Conocí a Gonzalo Neira como guitarrista primero de Varsovia y luego de Lapso, dos bandas directamente asociadas a uno de los momentos más prolíficos del rock uruguayo, cuando a inicios del nuevo milenio la música nacional vivió una de sus principales renovaciones. Su proyecto solista me tomó por sorpresa – “Cachafaz” es un disco de corte instrumental, con el jazz como principal (mas no único) eje. Y tan placentero como escucharlo fue el intercambio que mantuve con Gonzalo por correo electrónico, y sus respuestas y reflexiones sobre cómo y por qué la música resuena y conecta con las personas.

Por lo general, los discos solistas de integrantes de bandas de rock son o muy cercanos al sonido que perfeccionaron con sus respectivas bandas, o algo radicalmente distinto. “Cachafaz” es evidentemente lo segundo; no solo está más cercano al jazz, sino que también marca tu debut como clarinetista. ¿Cómo es el camino que te condujo de Varsovia y Lapso a un álbum de estas características?

“Cachafaz” es el resultado de un problema que padezco y que he dado en llamar trastorno de múltiple personalidad musical.

Desde niño llevo una doble vida musical; por un lado soy un amante de las bandas de pop y rock de los 80s y 90s, pero por otro tengo un alter ego estudioso, tímido y reservado que recorrió un camino diferente.

Llamémoslos INDIVIDUO 1 e INDIVIDUO 2.

El INDIVIDUO 1 toca la guitarra eléctrica, que es su instrumento principal. Ese es el que vos conocés que tocó en Varsovia y recientemente el Lapso. Es extrovertido y le gusta la vibración que se siente al tocar arriba de un escenario.  

El INDIVIDUO 2 fue incentivado a estudiar otros instrumentos desde chico. A los 6 años tocaba flauta dulce, luego piano, solfeo y más recientemente clarinete. Tomó clases de armonía, contrapunto, lectoescritura, composición y orquestación. Es bastante tímido y disfruta de la música en soledad. El individuo2 es un nerd.

Dicho esto, no hay un “camino” o transición de los proyectos de pop-rock hacia este disco de jazz-fusión, sino más bien una presentación del individuo 2 en sociedad.  

Existe una creencia bastante generalizada entre muchos oyentes que a las canciones lo que las define es su melodía, y que la letra es algo secundario, que existe en función de la música. Ciertamente, el rock en sus orígenes tuvo una etapa gutural (“Tutti Frutti”, “Be-Bop-A-Lula”). Y son contadas las canciones cuya fama reside únicamente en la letra. “Blowin’ In The Wind”, “Sounds Of Silence”… esos son dos ejemplos obvios en inglés. Y en español, se me ocurre una canción como “Ojo Con Los Orozco” de León Gieco, pero eso es más por el artificio empleado que por la narrativa o la belleza poética misma del texto.

Ahora, es innegable que canciones como “My Heart Will Go On” nunca hubieran tenido la repercusión que tuvieron si la letra hubiera tratado sobre cualquier otra cosa.

Entonces, ¿en dónde te deja esto a vos y a tu propuesta de raíz instrumental?

Es bien interesante lo que planteás. El dilema de si es más importante la música o la letra creo que quedará sin resolver. Lo que sí puedo contarte es lo que a mí me pasó con la música vocal extensivo a las estructuras de la música pop en general.

Me aburrió un poco adivinar lo que iba a suceder en una canción. Te cuento con un ejemplo. A mí me gusta mucho The Smiths. He escuchado el tema “There is a Light That Never Goes Out” cientos de veces y lo considero una verdadera obra de arte de la lírica. Dicho esto, el hecho de saber de memoria su estructura, la letra, el color de la voz de Morrissey en esa grabación, los acordes que toca Johnny Marr y con qué grabó esa canción, hace que como hecho artístico esté un poco agotada (para mí) y lo único que me atraiga de escuchar esa canción hoy sea la nostalgia que me produce y la conexión de la canción con algún estado de ánimo que yo pueda tener hoy. Conozco la canción. Me encanta. No la puedo escuchar más. Se me gastó. Este fenómeno me ha pasado con otras: “One” de U2, “Like a Child Again” de The Mission, “Friday I’m In Love” de The Cure (todas obras inigualables).

Con la música instrumental y particularmente con el jazz eso no me pasa: no tenemos demasiadas instrucciones para escuchar, no hay tanta repetición estructural, no me están contando una historia, sino que están generando un lugar donde mis emociones pueden vivir. Me están invitando. A lo sumo el título de la canción en algunos casos da una pista de cuál fue la inspiración del compositor, pero esto rara vez sucede. De este modo, al escuchar una canción de música instrumental y particularmente de jazz, la canción y yo nos encontramos en un plano de comunión bastante más particular. Esto no es una explicación general sino que es lo que yo siento.

Aparte de esa característica sucede que en el jazz las reglas son mucho más flexibles. Hay otras licencias. Hay también más información armónica y melódica y eso hace que la experiencia, como músico que escucha sea más rica. Siento que la paleta del compositor de jazz tiene más colores que las del compositor de rock o pop. La riqueza armónica se acentúa por la rítmica: basta escuchar el clásico disco del Dave Brubeck Quartet “Time Out” para encontrar un ejemplo claro de rítmicas atípicas. El superclásico “Take Five” escrito por Desmond está en 5/4.

En definitiva me sedujo este nuevo lugar y me cansé un poco (solo un poco) de los lugares comunes del pop-rock.

Si vos y yo escuchamos a Pappo cantando “Nadie se atreva a tocar a mi vieja porque mi vieja es lo más grande que hay” seguramente ambos decodifiquemos mensajes similares.

Si vos y yo escuchamos la frase inicial de clarinete de “Rhapsody in Blue” de George Gershwin, yo decodificaré un mensaje y vos seguramente uno distinto. Eso hace para mí que la última composición sea más interesante que la primera, sin desmerecer.

Con respecto a la estructura, creo que la canción poprock agotó un poco las posibilidades de sorpresa. ¿Cuánto más podemos hacer con  Intro – verso – puente – estribillo? Las partes pueden estar buenas, pero las combinaciones estructurales están un poco agotadas, y el factor sorpresa es algo que yo valoro en la música. Celebro los intentos por salirse del esquema, como Morphine, Radiohead o los Black Eyed Peas.

Por último siento que la música de jazz está muy liberada de prejuicios en la actualidad y tiene un campo muy vasto para desarrollarse. Basta atender lo que está sucediendo con la constante evolución del latin jazz. El estilo está liberado de los clichés del rock y el pop. Se puede conversar con los músicos. Hay mucha humildad. No necesitan de la parafernalia del rock. Es otro idioma.

¿Qué influencias musicales recoge tu disco de manera consciente?

Pat Metheny y su “Pat Metheny Group” fundamentalmente, Lee RItenour, Tommy Emmanuel, Bill Frisell y varios guitarristas estadounidenses. Los clarinetistas Anat Cohen y Ken Peplowski son referentes míos de ese instrumento. Estoy a años luz de todos esos músicos, pero los escucho mucho y seguro que alguna cosa, sobretodo de los guitarristas, puede haberse filtrado hacia mi música. Ojalá. 

¿Y qué influencias percibiste al escucharlo una vez finalizado? ¿Fueron esos descubrimientos sorpresivos, alarmantes, o un verdadero motivo de alegría para vos?

Yo quería hacer un disco de jazz, pero vos que lo escuchaste sabés que no es un disco de jazz. Escuchando el trabajo terminado veo que el disco tiene bastante influencia de las cosas que me son más cercanas: la ciudad en la que vivo y su ritmo, mi familia,  mis vivencias.

Musicalmente hay una gran influencia de mi amigo y profesor Esteban Klísich y su música. El hombre es realmente un fuera de serie y me enseñó algo importantísimo: que está bueno que lo que soy, donde vivo y lo que vivo aparezca en mis canciones. Me enseñó el valor de la autenticidad. En este sentido incluí dos temas que son candombes y algún otro más regional incorporando ritmos latinos, en especial de Brasil y Cuba, incorporando un percusionista.

Hay gran influencia también de Agustín Ferreyra, productor y técnico de grabación y mezcla del disco. Tiene una capacidad de trabajo, buen gusto y adaptación al estilo realmente increíbles.   

¿Te has planteado incorporar voces en el futuro, o explorar otras vías musicales? Y te lo pregunto concretamente porque he visto que definís “Cachafaz” como “un experimento imposible de reproducir en vivo”.

No me he planteado incorporar voces. Me siento muy cómodo sin voces.  Estoy actualmente explorando y componiendo algunas obras para guitarra sola. Es un trabajo muy demandante ya que debo tocar armonía y melodía a la vez  (lo que se conoce en jazz como “chord melody”) pero de a poco voy aprendiendo y avanzando.

Lo de “imposible de tocar en vivo” es por tres razones:

La primera es porque muchas de las líneas de guitarra fueron escritas en partitura antes que tocadas y al escribir, uno puede escribir lo que quiera, pero cuando hay que ejecutar, hay límites. Lo cierto es que me quedaron algunos pasajes demasiado intrincados para lo que yo naturalmente puedo tocar. En el estudio se requirieron muchísimas tomas para que yo pudiera grabar esas partes.

La segunda es porque hay canciones en que yo toco más  de un instrumento (clarinete y guitarra o bajo y guitarra).

Y la tercera es porque no tengo la energía para reunir y coordinar a los catorce músicos que participaron en la grabación. En fin, sería precioso pero no me da para tanto. Sí tengo en mente reproducirlo en vivo un poco más acotado.

¿Qué composición del disco le recomendarías a alguien que nunca escuchó tu música? ¿Por qué?

Le recomendaría el tema que abre el disco y que se llama “Olivia”. Estoy muy orgulloso de esa composición. Es un tema que me resulta muy divertido escuchar, tiene cierto aire refrescante y pop, pero a la vez tiene una rítmica interesante (7/4) y un fraseo que captura la esencia de la persona en que el tema está inspirado.

¿Y (de existir una), cuál le recomendarías a alguien que te conoce por integrar las bandas de rock con las que has tocado?

Le mostraría “La esquina de los tontos”, que me parece el tema que más quiebra con lo de antes. Es un “choro” o “choriño” pero con una base de candombe compuesto para ser interpretado por cuatro instrumentos de viento: flauta, clarinete, oboe y fagot.  Me parece una buena carta de presentación del INDIVIDUO 2.

Hablemos de tus planes, lógicamente a largo plazo, por la situación actual que estamos atravesando. ¿Qué proyectás realizar tanto como solista como con Lapso?

Actualmente no formo parte de la banda Lapso. 

Como solista tengo varios proyectos. Estoy componiendo temas para guitarra solista instrumental con la idea de grabar un disco de esas características, estoy dando clases de guitarra, estoy estudiando producción con Agustín Ferreyra, tengo planes para armar una versión resumida de la banda que grabó “Cachafaz” y así poder tocarlo en vivo cuando se pueda, estoy escribiendo un libro de música para acompañar mi labor docente, estoy muy interesado en trabajar en producción musical para radio, TV y cine y tengo un proyecto de investigación de historia de la música popular infantil para niños en Uruguay que ojalá se concrete.

Como clarinetista planeo ingresar en la “Orquesta da Capo”, proyecto que se interrumpió por la pandemia.

Son muchos proyectos. Con que alguno suceda está bien.

¿Y alguna vez contemplaron la posibilidad de reunir Varsovia? Me parece que es una de las contadas bandas del periodo que nunca se volvió a juntar. Y hace unos días vi un video en Facebook en el cual Guzmán y vos muestran una canción en la que están trabajando juntos.

Hace unos meses hice un intento de reunirnos para tocar con Varsovia pero la mitad de los integrantes no tenía ganas, así que no sucederá. Con Guzmán, que es mi hermano, siempre hablamos de hacer una serie de canciones chicas entre nosotros dos. En eso estamos trabajando a la distancia. Sería bien interesante ver el resultado luego de los caminos que hemos recorrido solos.

www.gonzaloneira.com

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From Paris, an Interview with electro pop artist Bliss My Heart

(All photos by: Dawn Barucq)

Bliss My Heart is a new electro pop project from Paris. Led by singer/songwriter Jenna, its first three-song EP is entitled “Morningstar”. It takes on her love of the music of Bauhaus, Depeche Mode and Lana del Rey, the three artists she relates to the most. I had the chance to interview Jenna via e-mail, and below you will find the very interesting answers she provided regarding how she connects with the world and conveys her very emotion through music, as well as some insight on her upcoming releases and activities.

What is the first musical memory you have?

When I was 7 years old, my father worked as Moon Martin’s manager. One day, Moon was at home to record an álbum, and there were many guitars at home. I also remember my father bringing me to a music festival. It was very cool!

And when did you first arrive at the resolution of pursuing a career in the music industry?

I wrote my first song when I was 13. I understood from a very young age that music would be very important in my life. I have always written music and lyrics, sung, played guitar, piano… And I have always wanted to be in a serious musical project. When I met Damien Badey & Eddy Rateni last year, I knew it was the right moment to do it!

What was the inspiration for your first EP, “Morningstar”? When did you write these three songs? What was the reason or concept in choosing these three over any others you may have stocked already?

The inspiration for “Morningstar“ came from a journey I undertook. I visited places like California, Nevada, Monaco and London. And each and every time, I needed to set down my feelings in music. Cities like LA, Indian Wells or Goodsprings (in Nevada) gave me a lot of energy to compose music.

I wrote many songs, but we decided on those 3 to start the project, and record an EP. We’re working on new tracks right now.

In general, how do you write music? What is the process you usually follow?

I need to be alone to write music and lyrics. I do this job at home with my piano, my guitar and my computer. Then, as the demo is ready, I send it to Damien and Eddy. They work on the arrangements and the mix. We record vocals at Damien’s studio in Paris, and then Pete Maher masters the songs.

On the press release for “Morningstar” you mention three artists that are very strong points of reference: Bauhaus, Depeche Mode and Lana del Rey. Can you point out something you value in each one of them as artists, and that you have made a conscious effort to integrate or replicate in your own music?

I think Bauhaus is the first band that ever gave me the feeling (and also the need) to create music in a serious, committed way. The voice of Peter Murphy is awesome. I’m in love with Lana Del Rey’s universe, her wordplay is amazing I love her references, and her Californian side as well. I like what she says. Depeche Mode is the best band I’ve ever seen in concert in my life. I love how they process their music. The song “Going Backward“ is one of their best songs.

These 3 bands all have a different energy, and a different way to introduce their emotions. And I relate to that.

What is your understanding of South American music? Specifically, which artists from the RIver Plate región (IE Uruguay and Argentina) are known in your country, independently of the musical genres they ess

I know Elli Medeiros, as she is famous is France. And I also know and like Andrés Calamaro, and his band “Los Abuelos de la Nada”. You have amazing music. Very intense and very interesting. A french singer “Benjamin Biolay” released a record which is called “Palermo Hollywood” he recorded it in Buenos Aires, and it’s a favorite of mine!

What are your plans for the foreseeable future? Do you have more releases already scheduled? And when the time to play live and tour comes again, what would be your preferred context and setting for sharing your songs?

Because of the actual situation, it’s very hard to project anything regarding live music. We are working on a new track with my team, and right now I am focused on promoting my EP. And I also released a new video clip last week, “A Rose Diary“. The clip was shot in Les Alpes French Mountains, and it stars an adorable Huskie!

And given the opportunity to record or tour with any artist in the world, who would it be, and why? 

I would be very happy to record with Dave Gahan and Axl Rose. I love their universes, and the way they play and compose music. “Estranged“ from Guns N’Roses is one of the best song in the world.

 

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“El Rock como re-gestación del Espíritu” – Entrevista a Fermín Solana de Hablan Por La Espalda

El sábado 5 de octubre Hablan Por La Espalda presenta la primera edición física de su nuevo álbum. Esa noche en Inmigrantes, el público podrá conseguir “Afuera” en CD, y la publicación en vinilo ocurrirá también antes de fin de año. Repasamos las circunstancias de éste nuevo disco con el vocalista y miembro fundador del grupo Fermín Solana, y conversamos sobre el futuro de ésta banda uruguaya que cada vez habla mejor.

Creo que podemos tener una idea muy precisa de quién es alguien observando los extremos entre los que deviene su persona. Y todo aquello que es humano se ve potenciado cuando se trata del arte, y más cuando ese arte es verdadero – y el arte de Hablan Por La Espalda ciertamente lo es. Su obra ciertamente es genuina, y muy creíble.

Lo que me lleva a mi primera pregunta, ¿cuál dirías que es la dicotomía que hoy define a Hablan Por La Espalda? En lo personal, no puedo sino remitirme a un concepto que has manejado con cierta frecuencia en entrevistas recientes: “dejar todo para nacer otra vez”. Esta reflexión la has ofrecido en relación al proceso de quiebre y reestructura que atravesó el grupo, y que de hecho está experimentando ahora mismo, con el tránsito de algunos de sus integrantes. Entonces, ¿sería esa la paradoja existencial que define a ésta banda que actualmente representa tu principal vehículo creativo – el hecho de quebrarse para poder estar intacta?

Si, el despojarse tiene un poco que ver con la historia de la banda, con las personas que pasaron por la misma y con cómo la esencia permanece a través de las distintas formaciones. Un tránsito. Y permanencia a la vez. Con cómo parecemos morir, pero resurgimos. Eso a nivel de la institución HPLE. Pero lo de estos “nacimientos” a los que me refiero en la letra también tiene que ver con la experiencia de hacer música en esta banda, con un rejuvenecer cada vez que uno se deja irradiar por estos sonidos. Con pararse arriba de un escenario y nutrirse de esta energía particular que obtuvimos al encontrar nuestra voz. Nos va reciclando. Nos mantiene jóvenes. Y el “dejarlo todo” también se lo puede entender en términos más deportivos, de dejar la vida. Porque si hay algo que nos identifica desde siempre es ese costado muy atlético, una vehemencia romántica. Nuestros sonidos pretenden exaltar y exaltarnos. Eso nos cura de la podredumbre cotidiana. El rock como re-gestación del espíritu.         

Y siguiendo por el camino de los binomios (y entrando ya en su nuevo disco), percibo como una tensión entre lo que ahora es y lo que antes existía en el plano musical, marcada por la convivencia de sonoridades que hasta este momento quizá no eran tan inherentes a la banda. ¿Es posible entenderlo como el resultado de un deseo de comunicar ideas a un público cada vez más abarcador, y pasar de articular “males personales” (como los que alguna vez dijeron abordar en “Sangre”) a situaciones o circunstancias con un valor quizá un poco más generalizado?

No creo que en “Afuera” haya sonoridades que no eran tan inherentes a la banda, de hecho, me parece que seguimos sintetizando a nivel sonoro lo que esbozamos en distintas etapas de la carrera del grupo. En algún punto nos vamos releyendo a nosotros mismos y encontrando la manera más clara y lúcida de expresarlo. Porque ahora sabemos aprovechar un poco más nuestras herramientas, nuestras virtudes. Haciendo alusión al nombre de la banda, sabemos hablar mejor. Lo que sí tiene este disco es que es más cortito y al pie, menos progresivo, menos colgado. Hay algún trance, pero por lo general es más piña a la cara. La psicodelia y lo progresivo chocan con la época más punk de nuestros orígenes y el resultado son canciones con una estructura más concreta, estrofa, pre coro, coro.      

Dejando de lado el hecho que este nuevo álbum fue elaborado en un contexto grupal, con todos los miembros aportando a su creación en el estudio, ¿qué tan deliberada es la presencia de tu adentro en ese “Afuera” que escogieron como título? ¿Y de qué formas se “filtró” tu mundo interior en las nuevas canciones sin que lo notaras, hasta que las escuchaste en el disco ya grabado y finalizado?

¿Personalmente? En este caso escribí el total de las letras por primera vez y creo que en ese sentido es el disco con el que quedé más conforme. En cuanto a que escribí el tipo de letra que quería, que narrara situaciones, que fuera lo suficientemente gráfica, pero por sobre todo que me represente pero además busque identificar y representar a otras personas. De comunicación se trata esto al final de cuentas.  Es todo muy personal, pero con la seguridad que eso se puede proyectar a más de uno/a. En este sentido, de las letras, sí me relaciono con lo que me preguntaste en la anterior pregunta. Apunté a que las letras sean tan íntimas que en un punto me trasciendan y se filtren en las intimidades de los escuchas. Me interesa hacer letras que después, cuando cante en un concierto, se sientan como un manifiesto, como algo que sigue teniendo sentido. Una proclama, algo que se sigue revelando. Mensajes dinámicos. Que el simbolismo y significado no se estanquen. Que su estética perdure de vanguardia en mi coyuntura cerebral/creativa.

¿Qué puede significar eso? ¿Qué pensás que te dice de tu proceso artístico?

Es consecuencia de la prueba, el acierto y el error. Por primera vez en mi trayectoria como músico/letrista/vocalista busqué algo en concreto y tuve en cuenta mis experiencias previas. Y tuve en cuenta lo que pasa en el escenario, a la hora de personificar las canciones. Supongo que quiere decir “experiencia”. Me estoy refiriendo a mí proceso, que los demás lo perciban o no, ya no me corresponde decirlo.

¿Cómo vivieron las presentaciones de “Afuera” en Uruguay y Argentina? Específicamente, ¿qué entidad cobraron las nuevas canciones en vivo? Desde tu lugar en el escenario, ¿de qué modos sentiste que estaban interpelando al público?

La verdad que lo sentí al revés. Cuando presentás un disco completo en vivo a la semana de que salió es difícil que la banda no sienta que tiene algo que demostrar, que todavía debe conquistar. Pero, ahora que lo decís, calculo que es un proceso mutuo, sí. La verdad que vivimos ambos recitales con mucha euforia, ya que era el momento culmine, fruto de un largo proceso. El disco recién estaba naciendo para el público, pero para nosotros tenía ya un trasfondo profundísimo y había mucha vivencia entrelazada con las canciones. Estamos muy agradecidos con la respuesta de nuestra gente, fue todo muy muy cálido.   

Creo que sos consciente que si estuvieran en otro país (y no hay que ir muy lejos, basta con remitirnos a la región) una banda con su convicción y enfoque podría fácilmente vivir de la música. De hecho, en alguna entrevista has definido a HPLE como “una banda extranjera en Uruguay”. Y creo que es una lectura muy apropiada – el reconocimiento que tuvieron en Brasil en su momento, por ejemplo, fue atípico para un artista uruguayo (a Motosierra le pasó algo similar, si no mal recuerdo). Evidentemente, esto no es una situación ideal en términos generales, porque están acá, y viven y tienen sus trabajos en éste país. Ahora, ¿qué ventajas concretas dirías que tiene vivir dentro de la música, y no de la música?

La única ventaja que se me ocurre es que el hecho de no vivir de la música nos desafió a desarrollar otras inquietudes y que hoy somos sujetos polifacéticos. Que tocamos, pero que a su vez sacamos fotos, pintamos, editamos videos, tratamos pacientes, vendemos comida, producimos discos de otros artistas, y un larguísimo etc. Es tanto lo que hemos hecho por fuera de Hablan por la Espalda que me cuesta imaginarme una vida solo focalizada en la música, por mucho que la ame.

Solo por curiosidad (y dándole la vuelta a la reflexión anterior), ¿hay algún artista de otro país que cuando lo escuchás te haga pensar en Uruguay, que te haga decir “ésta es una banda extranjera totalmente uruguaya”?

No se me ocurre, realmente.

¿Cómo sigue la historia ahora? ¿Qué tan literalmente van a tomarse el título del nuevo disco? ¿Qué tanto se enfocan en el exterior, qué tan lejos proyectan ir a presentar “Afuera”?

Tenemos varios proyectos en el exterior, sí, para el año que viene. A corto plazo vamos a presentar el primero de los formatos físicos (CD) el 5 de octubre en Inmigrantes (Paullier y Guaná) y luego el vinilo más sobre fin de año. Ambas ediciones, al igual que la digital, son responsabilidad del sello local Little Butterfly Records. El año próximo esperamos llevar estos formatos a Brasil, Argentina y Chile.  

“Lejos siempre tiene un cerca”, decía Catupecu Machu. ¿Es ese un buen corolario para ésta charla que tuvo mucho de polos opuestos que se implican recíprocamente? ¿Qué quisieras agregar o reflexionar?

Puedo relacionar la charla con esa frase, sí. Lo único que quisiera agregar es que mucho podemos teorizar acerca de la música, pero al final y al cabo es todo 100% sensorial, o te pega bien o te pega mal, o peor, no te pega…

(Fotografía de Fermín Solana por Nato Olivera)

Attaque 77 – Presentación de “Triángulo de Fuerza” en Montevideo Music Box

(Fotografía: Damián Cejas Delgue)

Luciendo una remera de “Arrancacorazones”, Mariano Martínez salió a escena acompañado por el baterista Leonardo De Cecco y el bajista Luciano Scaglione en el entorno de las 21:30 horas, luego de que la banda uruguaya Subliminal dejara un clima emocional perfecto para el público que supo colmar la capacidad de Montevideo Music Box anoche.

Si bien la presentación se realizaba en el marco de la gira promocional de “Triángulo de Fuerza”, lo que realmente motivaba el encuentro era festejar los 32 años de actividad ininterrumpida de la banda. El propio Mariano lo subrayó en una de sus primeras intervenciones, al acotar que éste era un show “para los verdaderos seguidores” del grupo – aquellos que comulgan con Attaque desde sus primeras presentaciones en La Factoría, mítico escenario montevideano de la década de los 90s.

La banda comenzó del modo más contundente posible con “Espadas y Serpientes”, y (como es costumbre) culminó con “Donde Las Águilas Se Atreven”, luego de más de dos horas de música. Pero la euforia del público fue tal que ofrecieron una canción más, para (en palabras de Mariano) terminar “con un buen pogo”: el cover de “No Me Arrepiento de Este Amor”, una de sus versiones más mentadas junto a “Por Qué Te Vas” y “Dame Fuego”, la cuales ésta vez lamentablemente no fueron parte del set. Pero la que sí incluyeron (y significó otro punto álgido) fue “Amigo”, de Roberto Carlos.

El espectáculo se distinguió por la alternancia de temas nuevos y viejos, como subrayando que la banda no tiene un antes y un después, sino que vive la experiencia que inició en 1987 como un continuo, indistintamente de los miembros que se desvincularon con el devenir del tiempo  (que incluyen no solo a Ciro Pertusi sino también a su hermano Federico, quien era el vocalista original del grupo, y músicos como el bajista Adrián Vera).

En total, la banda interpretó más de 25 canciones, incluyendo “América”, “Western”, “Suerte”… también incluyeron su genial cover de “El Jorobadito”, canción de Los Auténticos Decadentes que hacía mucho no escuchaba en vivo, y eché un poco de menos los vientos (el soporte en vivo era brindado por una segunda guitarra, y un teclado). “Beatle” llegó cerca del final, junto a “Hacelo Por Mí” y “Arrancacorazones” – dos hits radiales de épocas distintas, pero que encarnan las dos facetas más instantáneas del grupo, y que señalan los dos momentos de mayor masividad de su carrera.

Las canciones de “Triángulo de Fuerza” funcionaron bien en el escenario, y la secuencia aportó a su efectividad – por ejemplo, “Como Salvajes” estaba inserta entre “Chicos y Perros” y “Antihumano”, mientras que “María” estaba contextualizada entre “Amigo” y un fragmento de minuto y medio de “Setentista”. Y “Lobotomizado” obró como la contracara de “El Cielo Puede Esperar”. En ese sentido, el grupo da cuenta de un muy certero entendimiento de cómo construir y mantener una experiencia estética que en ningún punto aliene a sus seguidores más tradicionales. Y me parece valioso destacar que supieron mantener esa dinámica intacta aún cuando el público cobró un rol integral, como cuando coreó efusivamente las primeras estrofas de “Hay Una Bomba En El Colegio”, llevando a la banda a revisitar su disco debut.

Algo que sin dudas tuvo injerencia sobre la intensidad con que se vivieron hasta los momentos más comedidos fue la fuerte presencia argentina en el público, posibilitada por el fin de semana largo en la vecina orilla. A los efectos, eso dotó al concierto de un carisma que no es inherente a una audiencia esencialmente local – imaginen solamente lo que fueron los cánticos motivados por la dedicatoria de “Chicos y Perros” a “todos los políticos corruptos”…

Mención especial para un tramo en medio del concierto anunciado por Mariano como “un regalo para los verdaderos seguidores”, y que consistió en “Frente Al Espejo”, “El Camino” y “Suerte” – dos canciones del último disco de Ciro con la banda (“Karmaggedon”, 2007) y una del fantástico “Radio Insomnio” de 2000, interpretadas con una emoción sostenida que resultó en la clase de comunión musical que uno asocia con la música punk en su expresión más vital y originaria.  

He tenido la fortuna de ver a Attaque en contextos muy disímiles, incluyendo la gira conmemorativa de “El Cielo Puede Esperar” en ésta misma sala en 2015, brindando un set soñado para cualquiera que tuvo al grupo como la banda sonora de su juventud. Pero el concierto de anoche tuvo una emotividad y (sobre todo) una relevancia muy especial, que no hizo más que subrayar la vigencia del grupo, y renovar el deseo latente en el corazón de todos sus fans de que siempre habrá “un lugar para estar/con vos una vez más”.

The Clash – Discografía

Nota: esta página no propone un análisis de fondo de la discografía de The Clash, y no fue escrita desde la perspectiva de un fanático de la banda (¡si bien The Clash es una de mis bandas favoritas!). Fue pensada como una introducción general a la obra del grupo. Se orienta a aquellas personas que ya están familiarizadas con sus principales canciones, que sienten la curiosidad suficiente como para adentrarse en su discografía, y que se preguntan por dónde empezar.

Para un análisis pormenorizado de cada disco de la banda (como así también su biografía) los invito a leer las publicaciones (en inglés) que realicé ya hace tiempo, nucleadas en ésta página.

País: Inglaterra

Años de actividad: 1976 – 1986

Integrantes: Joe Strummer (voz, guitarra rítmica), Mick Jones (primera guitarra, voz), Paul Simonon (bajo, voz), Terry Crimes y Topper Headon (batería; se suplieron uno al otro en varias oportunidades durante la existencia de la banda)

Género: en sus inicios, punk; The Clash fue una de las bandas con mayor capacidad de inventiva y afán de investigación en la historia, cubriendo un territorio estilístico que abarcó géneros como la música dub, el reggae, el funk e incluso el rap (en una época en la que ni siquiera era un género comúnmente abordado por las personas de color).

Conocidos para sus fans como: “The Only Band That Matters”

Resumen: Banda imprescindible. Una de las más originales y flamígeras de la revolución punk de 1977, con un perfeccionamiento instrumental a la par de su genialidad lírica (especialmente cuando el baterista Topper Headon se sumó al grupo para su segundo disco).

The Clash contaba con algo que las otras bandas de su generación no tenían: una persona con una visión política sumamente desarrollada. Esa persona era Joe Strummer, quien era hijo de diplomáticos, y vivió casi toda su infancia y adolescencia en el extranjero (“I Was Born In Angola”, como canta en “Junco Pardner”). Strummer encontró su complemento perfecto en Mick Jones, guitarrista, cantante, y co-autor de las canciones de la banda junto a Strummer (ambos compartían el crédito, aún cuando la composición era mayoritariamente el trabajo de uno de ellos, como hacían Lennon y McCartney)  

En materia de experimentación, la banda está casi a la par con los Beatles, y no es errado tildarlos como “los Beatles del punk”.

Cometieron un yerro imperdonable con la edición en 1985 de “Cut The Crap”, cuando la banda ya estaba desintegrándose, y (afortunadamente) se separaron antes de que la situación empeorara. Posteriormente, Jones y Strummer fueron los únicos en mantener carreras activas, y volverían a colaborar en “Big Audio Dynamite”, el proyecto fundado por Mick Jones al desvincularse de la banda.

El regreso de The Clash estaba casi confirmado en los años 2000, pero el fallecimiento de Joe Strummer en 2002 truncó definitivamente esos planes, y el grupo ya nunca habría de reunirse.

Mejor disco: The Clash (edición británica)

Principal aporte a la cultura popular: London Calling

Mi disco favorito: Sandinista!

The Clash (1977)

Un excelente debut, y la contracara (o la extensión – depende cómo lo quieran concebir) del otro gran clásico de la música punk: “Never Mind The Bollocks – Here’s The Sex Pistols”.

“The Clash” es el único disco del grupo (junto a “Give ’Em Enough Rope”) que puede ser definido como un disco “punk” en materia de concepto sonoro, dada la crudeza de la grabación y los recursos compositivos empleados.

Desempleo (“Career Opportunities”), violencia urbana (“What’s My Name”), racismo (“White Riot”), tedio (“London’s Burning”, “I’m So Bored With The USA”)… éste disco es no solo una estampa perfecta de lo que aconteció en aquellos años en Inglaterra, sino que también explica por qué eso ocurrió, con una elocuencia solo equiparada por el debut de los Sex Pistols.

Del mismo modo que los primeros discos de los Beatles y los Stones fueron modificados cuando se editaron en los Estados Unidos, el debut de The Clash se vio radicalmente alterado cuando alcanzó las bateas americanas. De hecho, la versión americana de “The Clash” recién vio la luz luego de la publicación del segundo disco de la banda (“Give ’Em Enough Rope”) en los Estados Unidos.

En su versión original, el disco incluía un total de doce canciones; cuatro fueron eliminadas en la edición americana, y suplantadas por varios sencillos más o menos contemporáneos: “Clash City Rockers”, “Remote Control”, “I Fought The Law”, “White Man In Hammersmith Palais”… a los efectos, esto convirtió a la edición americana de “The Clash” en una suerte de grandes éxitos, a expensas de la unidad temática del lanzamiento original, y (principalmente) de la propiedad sonora del disco – no solo la producción es incontrastable, los músicos involucrados varían. Y escuchar a los bateristas Terry Crimes y Topper Headon lado a lado es como escuchar a Keith Moon y Kenny Jones en un mismo disco. Asimismo, la versión de “White Riot” difiere de una edición a otra.

La versión original fue finalmente re-editada en CD en 2000, pero es importante destacar que las cuatro canciones que se omitieron en la edición americana del disco habrían de ser incluidas en el box “Clash On Broadway”.

Junto a “London Calling”, éste es posiblemente el mejor disco para iniciar una colección de The Clash (especialmente la edición británica).

Give ’Em Enough Rope (1978)

Buscando imprimirle al grupo un sonido que fuera más acorde a la estética americana, la discográfica decidió que la banda trabajara con Sandy Pearlman, productor de Blue Oyster Cult. ¿Lo primero que hizo Pearlman? Enterrar la voz de Strummer en la mezcla, ya que no le gustaba cómo cantaba. Eso dotó al álbum de un embate instrumental único en la discografía de la banda, especialmente en el híbrido de rock/ska con el que comienza el álbum, “Safe European Home”. Junto a “English Civil War” y “Tommy Gun”, esos son los temas más conocidos del disco, y los que (merecidamente) pueden encontrarse en compilados.

También incluye la primera composición grupal de The Clash, “Guns On The Roof” (¡otra canción basada en el riff de “I Can’t Explain”, al igual que “Clash City Rockers”!)

La insatisfacción de la banda con la escena punk es palpable en “Cheapskates” y “All The Young Punks” –  canciones que señalan inequívocamente el deslindamiento que era inminente de la mano de “London Calling”. Y el álbum también da visos de la intención de diversificarse estilísticamente con “Julie’s Been Working For The Drug Squad”.

Éste es uno de mis discos favoritos de The Clash. La gran mayoría de sus composiciones siempre me suenan frescas, ya que no son la clase de selecciones por las que se suelen decantar las FMs. Además, el enfoque del productor le da una impronta que quizá sea lo más cercano que The Clash llegó a sonar en un estudio a como sonaba en vivo. Y al haber estado exento de las modificaciones que le recayeron al debut, siempre lo he percibido como una obra que pudo salvaguardar su coherencia e integridad – dos palabras que definen lo que The Clash realmente encarnaba. Sin embargo, éste disco no sería el primer disco que compraría de la banda – recomiendo escuchar “The Clash” y…

London Calling (1979)

… este famoso, famosísimo álbum doble. Y lo recomiendo aún cuando tiene un problema que me disgusta, y mucho.

Está sobrevalorado.

Pero sobrevalorado no en lo musical (su reconocimiento en ese aspecto es merecido), sino en materia de concepto. Esto se debe a cierta lista publicada por la revista Rolling Stone en la cual “London Calling” era proclamado el mejor álbum de los años 80s – lo cual es bastante llamativo, ya que su fecha de publicación en el Reino Unido fue a fines de 1979. Y la cantidad de personas que he conocido que enarbolan ese hecho sin conocimiento completo del contenido en profundad del disco es abrumadora. Y desgastante.

Que “London Calling” es brillante está fuera de discusión alguna. Sin embargo, la experimentación recién daría sus mejores frutos al radicalizarse, y eso ocurriría tan solo  en el álbum siguiente (“Sandinista!”, mi favorito de la banda). Canciones como “Jimmy Jazz” y “The Right Profile” tienen su encanto, pero las canciones que proponen excursiones estilísticas en “Sandinista!” tienen más que eso: tienen un sentido de urgencia del cual carecen las composiciones de “London Calling” que pueden considerarse como “experimentales”. Y los cortes de matiz más rockero no son necesariamente mejores a las de los álbumes precedentes, ni a los sucedáneos.

Pero los puntos álgidos del disco no solo son espectaculares, sino que son prácticamente innúmeros. “Clampdown” es magistral, y si tuviera que escoger solo un tema de The Clash para la posteridad, esa es la canción que elegiría. Y sin el menor titubeo. Todo en ese tema es ineluctable – la melodía, la dinámica establecida por la batería, la letra… es la quintaesencia de The Clash hecha canción.

También funcionan especialmente bien la oda a la guerra civil española “Spanish Bombs” y “Hate and Glory”, la cual contiene la inmortal frase “el que se coge monjas después se hace católico”.  Por su parte, “Lost In The Supermarket” tiene un inteligentísimo planteo que la vuelve una crítica especialmente certera a la sociedad del consumo (si bien el contraste entre las estrofas y los estribillos es muy abrupto), y “Hateful” es lo más cercano que The Clash llegó a sonar a los Ramones.

Y por supuesto, éste es el disco que incluye “The Guns Of Brixton” – el principal aporte del bajista Paul Simonon a la discografía de The Clash (aunque personalmente siempre sentí una fascinación especial por “The Crooked Beat” de “Sandinista!”).

“London Calling” es un gran tema, pero sé que no soy el único que desarrolló una urticaria auditiva a esa canción por la frecuencia excesiva con la que se escucha en los medios. Entiendo que eso no es motivo real para desacreditarla, pero la sobrexposición es un mal que existe. Y “London Calling” es quizá una de las canciones que lo epitomizan.

El álbum culmina con una pista oculta – “Train In Vain”, compuesta y cantada por Mick Jones. La destreza de Topper Headon impulsa al tema de principio a fin – literalmente, fue el primer éxito de The Clash en los Estados Unidos.

Un gran, gran disco. Ésta tiene que ser una de sus primeras adquisiciones, sin ninguna duda. Pero recuerden que The Clash era mucho más que esto. Profundicen en su obra. El disco que sigue les ofrece el contexto ideal para hacerlo.

Sandinista! (1980)

Música dub, reversiones cantadas por niños, rap (en una época en la cual el género no era común ni entre la gente de color), un vals, funk, reggae… esto y mucho más es lo que depara “Sandinista!”, un álbum triple que se vendía al precio de uno, gracias a una hábil triquiñuela que la banda ya había empleado para que “London Calling” no costara el doble. Básicamente, le hicieron creer a la compañía discográfica que lo que se añadían eran dos EPS, y no dos disco enteros.

Siempre he sentido que “Sandinista!” ofrece lo más cercano a una ventana abierta al alma lírica de la banda, y lo considero la versión más humanitaria de su música.

No conozco dos personas que coincidan ni remotamente en cuáles son las canciones salientes de “Sandinista!”. Pero en general, los temas que suelen ser destacados tanto por los fans como por quienes compilan la obra de The Clash son “The Magnificent Seven”, “The Call Up” y “Police On My Back”.  

En materia personal, mis favoritas son “Corner Soul”, “Charlie Don’t Surf”, “Somebody Got Murdered” (ésta también la van a ver en algunos compilados, al igual que “Hitsville UK”, que fue uno de los cortes de difusión del álbum, y es otro gran tema, con brillantes coros de la pareja de Jones, la cantante y actriz Ellen Foley), “The Crooked Beat” (impecable trabajo de la sección rítmica), “Midnight Log”, “Rebel Waltz” y (muy especialmente) “Up In Heaven” y “Something About England”. Incluso disfruto “Lose This Skin”, canción en la que Strummer invitó a un músico callejero con quien solía vivir: Tymon Dogg. El consenso es que es una buena canción, arruinada por la voz de Dogg…

En este punto, la adicción a las drogas ya estaba haciendo mella en Topper Headon (¡la batería en “Somebody Got Murdered”!), y su despido se haría inevitable. Éste hecho marcó el inicio del fin para la banda, luego de la edición del disco “Combat Rock”.

Algo muy importante: si adquieren el álbum, asegúrense que sea una de las ediciones que incluye el arte completo, específicamente el libro con las letras y las ilustraciones, moldeado a imagen y semejanza de un fanzine que circulaba entonces titulado “Armaggideon Times”. Canciones como “Ivan Meets G.I. Joe” (en la cual Headon debuta como cantante) solo se aprecian en su justa medida con el comic allí incluido.

Si bien es mi favorito, éste es el tercer disco que recomendaría comprar de The Clash después del debut y “London Calling”. Y reconozco que “Give’em Enough Rope” es claramente más accesible, y ofrece una experiencia auditiva mucho más homogénea. Su elección va a depender de qué faceta de la banda resuena más con ustedes.

Combat Rock (1982)

El álbum más exitoso de The Clash en materia comercial, y el disco que les valió el calificativo de “vendidos” por buena parte de la prensa y el público.

Pero esa crítica es totalmente superficial; un álbum que tiene composiciones como “Atom Tan” y “Sean Flynn” es todo menos un disco con aspiraciones comerciales. Lo que sí ocurrió es que Strummer y Jones se enfocaron en laborar un par de canciones de modo tal que tuvieran especial atractivo para las radios, y fue así que “Should I Stay Or Should I Go” y “Rock The Casbah” cobraron forma. Pero el resto del álbum es una historia muy distinta…

Originalmente titulado “Rat Patrol From Fort Bragg” y concebido como un álbum doble, el avezado productor Glyn Johns le hizo ver al grupo que tenía sentido volver a sus raíces, y editar un álbum simple.

Lo de “volver a las raíces” hay que entenderlo de modo bastante lato – éste disco es muchas cosas, pero bajo ningún concepto se define como un disco de “rock”. Los únicos cortes a los que se les puede aplicar ese mote son la rudimentaria “Know Your Rights” y “Should I Stay or Should I Go”, que incluye un simpatiquísimo ida y vuelta en español entre Strummer y Jones. La canción fue re-editada en los 90s a raíz de su inclusión en una propaganda de Levis, y tuvo una repercusión sin precedentes. Muchos fans se sintieron indignados, y la banda Rancid grabó una nueva versión de “I’m So Bored With The USA”, titulada ahora “Selling Jeans For The USA”.

El otro gran éxito del disco es “Rock The Casbah”, una canción compuesta por Topper Headon con un ritmo de pista de baile. Strummer escribió la letra, y redimió la canción dotándola de contenido fiel a la visión intrínseca de la banda – trata sobre la prohibición de la música rock en los países musulmanes. Cuenta la leyenda que algunos años después Strummer lloró cuando se enteró que los pilotos americanos empleaban la expresión “rock the casbah” como un eufemismo para sus misiones de bombardeo en la Guerra del Golfo.

De los cinco discos “clásicos” de la banda, éste es el que menos escucho. Sus momentos más efectivos vienen dados por canciones como “Car Jammin’”, “Atom Tan”, “Innoculated City” o hasta el instrumental “Sean Flynn” – todas canciones que funcionarían como relleno en cualquier otro álbum de The Clash. A mi criterio,la única composición que sabe sostener la excelencia creativa de la banda es “Straight To Hell”.

Tengo toda la impresión que la banda había elaborado un concepto para el disco (vean sino todas las referencias que hay a la guerra de Vietnam en las letras), y que ese concepto no solo se perdió al transmigrar el formato de un álbum doble a uno simple, sino que enturbió su potencial.

“Combat Rock” no es un ”mal” disco. Pero el desgaste ya estaba operando, y The Clash debería haberse detenido en este punto.

Cut The Crap (1985)

La peor abominación en la historia de The Clash. Evité comprarlo durante años y años, pero finalmente no pude resistir más la curiosidad. Y la curiosidad mató al gato.

Pero al menos, murió sabiendo.

Los únicos miembros originales de la banda a esta altura eran Strummer y Simonon – Headon fue desvinculado por su adicción rampante a las drogas al término de la grabación del disco anterior, y Jones se desvinculó de la banda (o lo desvincularon – todo depende de qué versión uno lea).

Strummer estuvo completamente ausente en la gestación y producción del disco. Sus padres habían fallecido, y ni su mente ni su corazón estaban abocados a la tarea. Eso hizo que el manager Bernard Rhodes no solo compusiera la gran mayoría de las canciones, sino que también produjera el disco.

El resultado es un lodazal de electrónica espeluznante. La mayor parte del tiempo, parece que estuvieras escuchando a alguien siendo aporreado con un sintetizador.

Perversamente, la mejor pista que produjeron éstas sesiones no fue incluida en el álbum, sino relegada al lado b de “This Is England”: “Do It Now”. Y si la canción tiene una calidad mínima, es por el simple motivo de que Rhodes se mantuvo al margen de ella.

La propia banda habría de reconocer el desliz garrafal que fue “Cut The Crap” al omitir el disco totalmente cuando compilaron “Clash On Broadway”. No incluyeron ni la canción que suele ser considerada la más saliente del álbum, “This Is England”. El disco también fue pasado por alto en el box “5 Album Studio Set” de 2013. Claramente, no quieren saber nada con “Cut The Crap”.

Les recomiendo que hagan lo mismo.

Clash On Broadway (1991)

Un box de 3 CDs, y una compra imprescindible para coleccionistas de The Clash junto al abarcador “Sound System” editado en 2003, el cual contiene todos los álbumes editados por la banda, 3 CDs con rarezas, un poster y la clase de parafernalia que suelen incluir esas ediciones de lujo.

“Clash On Broadway” resume toda la carrera de la banda, comenzando con dos demos de su disco debut, hasta llegar a “Combat Rock”. (Lo que aconteció luego fue la historia de otra banda, fue un claro error, y por eso no tiene cabida en esta recopilación. Asimismo, se omite “Remote Control”, que es un gran tema, pero que fue editado como sencillo por la discográfica contra los deseos de la banda).

Se incluye una versión excelente en vivo de “Lighting Strikes”, y su excelencia no se atenúa ni por el hecho de que esté truncada. Y a modo de compensación, hay una versión extendida de “Straight To Hell”. Y la pista oculta al final del tercer CD no podría estar mejor escogida. También hay un adorable tributo al productor de London Calling (“Midnight To Stevens”), y “One Emotion” una canción que (si la hubieran depurado tan solo un poco) hubiera sido una gran incorporación a “Give ’Em Enough Rope”

Asimismo, este box es la forma menos onerosa de conseguir todos los sencillos que la banda editó entre un álbum y otro, incluyendo “Bankrobber” y “This Is Radio Clash” – canciones claves para entender cómo y por qué el sonido de The Clash evolucionó del modo en que lo hizo.

Una muy buena compra cuando uno ya tiene los cinco discos de estudio de la banda.

Super Black Market Clash (1994)

Edición expandida en un CD de un compilado de lados b y rarezas publicado originalmente en 1980, conocido como “Black Market Clash”. Básicamente, no hace más que subrayar que cuando una banda deja algo inédito, lo había hecho por un motivo.

Lo más interesante son las canciones que cronológicamente pertenecen a los dos primeros álbumes de la banda, especialmente las que corresponden a “Give’ Em Enough Rope”: “Pressure Drop” y “1-2 Crush On You”.

Con la honrosa excepción de “Stop The World”, el disco ya no se sostiene luego de ese punto, y culmina con el sinsentido de “Mustapha Dance”, una versión dub de “Rock The Casbah” carente de cualquier tino, que difícilmente alguien escuche más de una vez.

Estrictamente para fanáticos, ávidos por más material del grupo.

From Here To Eternity (1999)

Una antología en vivo que cubre la carrera completa de The Clash, y que hace gala de una excelente calidad sonora.

Me da muchísima pena que no hayan incluido ni una sola canción de “Give’em Enough Rope” – el box “Clash On Broadway” contiene “English Civil War”, y es una de las selecciones más destacadas de sus 3 CDs, que de por sí ya tienen un nivel muy alto. Claramente, el mejor disco en directo de The Clash. El único otro que está disponible oficialmente es…

Live At Shea Stadium (2008)

… este disco en vivo, grabado en 1982, cuando The Clash teloneaba a The Who en su gira despedida. No hay nada que objetar, se hizo un óptimo trabajo en la edición y producción del material, y lo escucho con cierta frecuencia. Pero “From Here To Eternity” incluye una selección más rica de canciones, y permite analizar la evolución histórica de la banda con más propiedad. Por eso, si tengo que escoger uno de los dos, claramente me decanto por “From Here To Eternity”, aún cuando “Shea Stadium” incluye  la única versión en vivo de “Clampdown” editada oficialmente. (Terry Crimes era el baterista de ésta gira; analicen la falta de solvencia que tiene en comparación con Topper Headon)

Rocketman – La Película (2019)

Este artículo no contiene spoilers.

“Rocketman” (2019) es la segunda superproducción cinematográfica contemporánea centrada en una estrella cuya vida es el epítome de los excesos asociados con la frase “sexo, drogas y rock & roll”: Elton John. Es la sucedánea de “Bohemian Rhapsody”, y ese dato es de particular relevancia ya que ambas comparten director: el británico Dexter Fletcher. La principal diferencia es que mientras “Bohemian Rhapsody” fue planteada como una biografía convencional, “Rocketman” ha sido propuesta como un musical en el cual la obra de Elton y el letrista Bernie Taupin deviene en el artilugio narrativo para contar una historia “basada en una fantasía verdadera”.

Y aún con esa particularidad, con ese supuesto carácter ilusorio que se explicita ya desde el principio (y el cual es concomitante con el personaje creado por Elton a mediados de los 70s, el “Capitán Fantástico”)  no deja de ser llamativo cómo “Rocketman” es más fidedigna a la realidad que “Bohemian Rhapsody”. Ésta se tomó una serie de libertades narrativas que oscilaron entre las simplemente estéticas, como ser la época en la cual Freddie Mercury comenzó a lucir su icónico bigote, a las totalmente injustificables. El ejemplo más característico es la fecha del diagnóstico cero positivo de Mercury, el modo y momento en que se lo hizo saber a sus compañeros de banda, y la instancia creativa en la que supuestamente se encontraba Queen en aquel entonces – todo por completo desdibujado, para imprimirle a la película un dramatismo adicional que no era necesario. La vida de Freddie ya era lo suficientemente cinematográfica y dramática si se narraba tal cual había sido. Esto significó la mayor decepción para los verdaderos adeptos de Queen, y el objeto más recurrente (y con más fundamento) de crítica a “Bohemian Rhapsody”.

Quizá por eso las inexactitudes factuales en “Rocketman” brillan por su ausencia. La principal (y la única que me hizo dar un salto de asombro en la butaca por su inverosimilitud) es la referida al origen del nombre “Elton John” – como posiblemente sepan, Elton en realidad se llama Reginald Kenneth Dwight. La escena en la que se decanta por su nombre artístico está planteada de modo simpático, y no se puede negar que funciona bien. Y la idea de éste artículo es no incurrir en spoilers de ninguna índole. Pero tienen que saber (y esto es algo ampliamente documentado y constatado) que el nombre “Elton John” deriva de Elton Dean y Long John Baldry, integrantes de Bluesology – la primera banda en la cual Elton se desempeñó como tecladista. Y quiero detenerme en lo que ocurre en la película con el personaje de Long John Baldry. O para ser más exacto, en lo que no ocurre – Baldry no existe en el film. Y esa omisión es desconcertante, ya que su influencia en la vida de Elton tuvo un alcance muy amplio, el cual trascendió lo meramente musical. Baldry fue clave en el despertar sexual de Elton John, y ese papel en la película es desempeñado por otro músico. Sepan que eso no ocurrió de esa forma.

Dejando esto de lado, no hay personajes inventados ni fusionados (como sí ocurre en “Bohemian Rhapsody”), y figuran todos quienes tuvieron alguna injerencia en la vida de Elton John, con otra honrosa excepción: Paul Buckmaster, el responsable de los arreglos de orquesta en todos los álbumes desde “Elton John” (1970) hasta “A Single Man” (1978), y en algún disco posterior, como ser “Made In England” (1995)

Todos los demás están representados en la película de algún modo u otro, incluyendo la banda “clásica” de Elton John, y el productor Gus Dudgeon figura en la escena cuando graban “Your Song” (escena donde perfectamente podría haber aparecido Buckmaster).

Si me centro en ésta persona es porque fue uno de los tres pilares donde se apoyó el ascenso al estrellato de Elton, junto a la banda “clásica” conformada por Davey Johnstone, Dee Murray y Nigel Olsson y el productor Gus Dudgeon – fue recién cuando Buckmaster orbitó a la esfera creativa de Elton que se materializaron sus primeros éxitos trasatlánticos, no antes.

La trama en “Rocketman” avanza a través de flashbacks. Cuando inicia la película, Elton llega a una terapia de grupo ataviado de un modo metafóricamente espléndido, y de inmediato somos participes de cómo alcanzó esa instancia especialmente conflictiva en su vida.

El propio Elton manifestó que “la película no es apta para todo público porque mi vida no fue apta para todo público”. Él mismo la supervisó, aunque existen versiones muy encontradas sobre qué papel realmente desempeñó en su dirección artística y contenido – algunos dicen que estuvo presente durante el rodaje, otros que hizo poco más que consentir que se narrara la historia de su vida, dándole al director plena libertad creativa. A los efectos, la película no tiene paliativos en materia de drogas y sexo, y ya pasó a la historia como el primer blockbuster que incluye una escena de carácter explícito entre dos hombres.

Por otro lado, me sorprendió el rol cuasi-mesiánico del letrista Bernie Taupin – no me parece bien hablar sin conocimiento de causa, pero no me cuadra que alguien conocido por su misoginia y frecuente misantropía haya podido ser semejante faro moral para Elton. 

Quienes no aparecen ni física ni musicalmente son los otros letristas que colaboraron con Elton como Gary Osborne y Tim Rice. Eso quiere decir que canciones como “Blue Eyes”,”Ball & Chain”, “Little Jeannie” y “Can You Feel The Love Tonight” fueron omitidas.

Y podrían no haberlo sido, ya que la película no solo es un musical, sino que sus canciones no siguen una cronología real – son funcionales a la trama. Así, “Rocketman” inicia con “The Bitch Is Back”, y luego llega “I Want Love” de “Songs From The West Coast” (2001). Me sorprendí cuando empezó a sonar, y me ilusioné con que “Rocketman” quizá no sería una concatenación de éxitos. Pero eso es lo que terminó siendo, y lo entiendo. Las única otras “rarezas” fueron “Amoreena” del disco conceptual “Tumblewood Connection” (y qué bueno que lo hayan referido al menos de éste modo, ya que ese álbum fue el cimento de Elton John como creador de obras consistentes en sentido unitario) y “Rock & Roll Madonna” – un tema que utiliza el recurso de añadir un público en vivo para dotarlo de una cuota adicional de dinamismo. Éste recurso sería empleado luego en ”Bennie & The Jets” de manera mucho más memorable, convirtiendo al supuesto público en parte integral de la canción mediante la percusión que provee con sus palmas.

Me generó entre pena y extrañeza que se obviaran los discos autobiográficos “Captain Fantastic” (1973) y “The Captain & The Kid” (2013) – en la primera escena con Bluesology, poco menos me puse a tararear “Gotta Get A Meal Ticket” en antelación. Y los últimos treinta minutos se podrían haber condensado en cinco con “Made In England”, del álbum titular de 1995.

Quizá los productores sintieron que incluir música de deliberado corte biográfico en una autobiografía podía ser lesivo para el impacto de la película, o diluir en algo el efectismo de la narración. De cualquier modo, canciones como “Bitter Fingers” o “Better Off Dead” merecían un lugar en la historia, no porque hubieran “salvado” la película, sino porque representan el acervo más dramático a nivel compositivo de Elton John en el apogeo de su carrera, cuando alcanzó a tener siete discos consecutivos en el número uno de las listas de ventas.

Es necesario puntualizar que la música de “Rocketman” es interpretada por el reparto – solo se escucha a Elton John al final, en una nueva composición que canta a dúo con el actor que lo personifica, Taron Egerton (se titula “(I’m Gonna) Love Me Again”, y es un tema francamente bueno). Ésta es quizá la diferencia más sustancial en materia de contenido artístico con “Bohemian Rhapsody”, que proponía una experiencia similar a estar en un concierto de Queen (y ameritaba con creces ir a verla a una sala de cine). Y explica por qué “Rocketman” ya casi no esté en ninguna sala. Pensé que iba a durar al menos un mes más – aún dejando de lado el contexto de los premios Oscar, “Bohemian Rhapsody” tuvo una permanencia descollante en cartelera.

Asimismo, me parece importante mencionar que no soy un fan de Queen, ni de Elton John. Aprecio y estimo a ambos; posiblemente algo más a Elton – tengo casi toda su discografía, y eso incluye sus innúmeros deslices artísticos en la década de los 80s, y los discos básicamente monocordes que viene publicando desde los 90s. Elton fue el primer artista por el que viajé a Argentina, como así también el único artista que vi en vivo con mi madre en Uruguay (2013).

Sin embargo, es innegable que “Bohemian Rhapsody” tiene un carisma que la hace atractiva para todo público. Por el contrario, “Rocketman” me pareció concebida estricta y únicamente para fans de Elton John. No sé si le gane muchos nuevos adeptos, y no he visto reediciones de sus álbumes en disquerías, como sí he visto (y en cantidades y cualidades maravillosas) de Queen. Pero “Rocketman” sí funciona (¡y de qué modo!) como publicidad para su actual gira despedida, y para su autobiografía, la cual tiene fecha de edición tentativa para octubre de 2019. No creo tampoco que “Rocketman” sea galardonada con ningún Oscar, pero lo que sí ha hecho es reafirmar la curiosidad que granjeó “Bohemian Rhapsody” por la vida de muchos de los protagonistas culturales del siglo XX. Todo indica que los próximos destinatarios de blockbusters de Hollywood van a ser Prince y David Bowie, mientras que otros como Mötley Crüe, INXS y Depeche Mode ya están recibiendo la atención de servicios como Netflix y Showtime.

“Transitando un nuevo sonido nacional” – Entrevista a Rojo (Lalo Pasek)

Rojo es el proyecto personal de Lalo Pasek – músico, compositor y productor artístico oriundo de Río Negro, quien en 2006 fundó la popular banda de reggae Rwanda. Con Rwanda, Rojo editó un EP y un álbum, y llegó a compartir el escenario con artistas como NTVG y la Abuela Coca

Actualmente, Rojo cuenta con tres discos de estudio publicados, y un cuarto álbum que ya comienza a cobrar forma. Su próxima presentación es éste viernes 21 de junio en la Sala Camacuá, junto a María la del Barrio. Mantuvimos el siguiente intercambio con Rojo, donde además de conversar sobre el concierto del próximo viernes nos anticipó sus actividades y proyectos para lo que resta del año.  

En una semana vas a estar presentándote en vivo con toda tu banda en la Sala Camacuá, en el que creo se puede considerar el momento más prolífico y realizado de tu carrera, desde el inicio formal de Rojo con la edición de “Sobre Mi Cadáver” en 2016 . ¿Qué expectativas genera eso en vos, y qué expectativas considerás que puede generar en el público? ¿Y cómo pensás plantear el concierto del viernes para que todas esas expectativas se vean colmadas?

Es el comienzo de un nuevo camino. Creo que aquí nuevamente se inicia o retoma eso que dejé en el 2015 con Rwanda.  Soy un obsesionado del audio y un fan del stereo, así que diseñé cada compás del show – tengo mis propios bancos de sonidos para que nuestro espectáculo no se parezca a nada que hayas escuchado antes. También cuenta con un diseño de visuales que comprometen a la obra.  Mis secuencias y samplers te van a romper el corazón, por eso considero que estamos transitando un nuevo sonido nacional, un nuevo rock.

De todos los discos editados, ¿hay alguno por el que sientas una afinidad especial? ¿Hay alguno que sentís que se “reivindica” en vivo, o que cobra una fuerza que antes no tenía al sonar en el escenario? ¿Y tuviste esto en cuenta a la hora de elegir los temas que se van a estar presentando en la Sala Camacuá?

Bueno, para este show especial quise transitar por los tres discos, pero sin duda temas del primer disco Sobre mi Cadáver tienen una fuerza notoria justamente en el directo. Temas como “Vivir como unánime” o “Ya está en mi piel” acompañados con estos profesionales proponen otra energía.  Y también los elijo por la composición del espectáculo, para que los climas sean los correctos.

¿Quién integra la banda que te acompaña actualmente?

El grupo humano es lo mejor que tiene el proyecto, sólido y comprometido con lo que nos genera esta música. Para mí es un verdadero orgullo nombrarlos. Los Rojos que acompañan son: Fredy de Rienzo (guitarra), Boti (bajo), Joaquín Apollonia (guitarra), Emiliano Durán (guitarra), Daniel Rogantini (batería), Martin Conde (visuales y luces) y Cesar Lamschtein (sonido).

Y se sumó hace breves Alvarenga en la producción.

La banda invitada en ésta ocasión es María la del Barrio. ¿Qué nos podrías contar sobre ellos? En concreto, ¿qué le van a brindar o imprimir a la apertura del concierto?

María es una banda con la que nos conocemos desde los inicios. Siempre respete su música por que sé de dónde viene, se cómo se manejan y a la hora de brindar generalmente mi copa choca con la de ellos. Armamos una fecha doble – en esta oportunidad ellos nos abren, y en noviembre les abriré  la presentación de su disco. Yo creo que María es la mejor banda de la costa, más allá de mi afinidad con sus integrantes.

Hablando de otros artistas, ¿hay alguno en concreto con el que quisieras trabajar, ya sea en nuestro país, o en Argentina?

Bueno, si el boleto es gratis y en este instante puedo volar mi cabeza y mis capacidades se funden con las de él, Charly García es quizás de las pocas personas con las cuales coincido en la idea de la música, y en cómo interpretarla.  Si bien tuve la oportunidad de trabajar con el ingeniero de sonido Mario Breuer (Patricio rey), al nivel más alto con García haríamos un buen disco. Pero quien puede exprimir mi esencia seguramente sea el artista Thom Yorke.

Y ya que mencionamos a Argentina, es dable pensar que tu propuesta podría ser de excelente recibo en la vecina orilla. ¿Ya has tenido la posibilidad de presentarte con Rojo en Buenos Aires? 

Bueno, te confieso que hay más Rojos en Argentina que en Uruguay. Los motivos son los siguientes: es más grande, y hay más oportunidades. En José C. Paz hemos plantado una semilla muy importante, que ahora empieza a expandirse. Pero también hay Rojos en Buenos Aires, Mendoza, La Plata, Salta, Jujuy… difícil seguir enumerando sin equivocarme u olvidarme. Pero sin duda que sean de dónde sean, iremos a buscarlos.

Y en general, ¿cómo se proyecta este año en materia de presentaciones y nuevas grabaciones? Particularmente, ¿hay algo qué nos puedas adelantar del nuevo disco y video que ya se anuncian en el canal de YouTube de Rojo?

Tengo fechas hasta fin de año, que culmina como siempre en una gira por Argentina. Rojo lo direccioné al teatro, pretendo mimar a mi público, cuidarlo, y que vea un show personalizado. Creo que eso de tocar a las 3am caducó para mí, y no le hace bien a nadie (bueno, sí, al bolichero). Este último disco Angelitos Milagrosos en esta Vida Febril es mi mejor obra hasta ahora en sonido, lírica y composiciones. Me conmueve de muchas formas, si bien todos los discos están comprometidos con mi anárquica forma de vivir, éste disco revolucionará el rock nacional si así se lo permiten. Lo grabé con mi amigo Cesar Lamschtein en el estudio Galáctico de mi otro brother José “Pepe” Canedo, y el arte me lo hizo mi hermano Juan Mazza que también es el encargado del arte de Don Osvaldo.

Te pido por último que invites al público a la Sala Camacuá, no sin antes agradecerte por todo tu tiempo y atención, y desearte el mejor de los éxitos el viernes.

Mis queridos: 21 de Junio, entradas en Tickantel 2×1, Tienda Inglesa o en la boletería. Rojo y María del Barrio en Sala Camacuá, 20:00 horas.

Entrevista – Los Halven (Uruguay)

Con múltiples EPs y videos editados, Los Halven se presentan como una de las bandas uruguayas con una comprensión más interesante de cómo el arte puede no solo traspasar las fronteras estéticas, sino también redefinirlas a voluntad, y hacerlo con una exquisita finura. Tuve el agrado de conversar con su cantante y guitarrista Gon sobre la dinámica de esta banda que propone una comunión permanente entre géneros y climas musicales, resultando en una experiencia característica dentro de la escena musical uruguaya actual.

Los Halven

Su banda propone un diálogo no solo entre géneros musicales (rock y murga) sino también entre formas – el nombre alude al mundo audiovisual, y la propuesta escénica en sí contiene infinidad de guiños al cine y la televisión. Si bien esto es algo endémico de la postmodernidad, ¿qué tan deliberado (o espontáneo) sienten que fue el proceso evolutivo del grupo hasta desembocar en su propuesta actual?

La sustitución del trío de batería de murga por una batería convencional de rock surgió como necesidad de darle vuelta un poco al formato clásico de rock al adoptar una instrumentación que existe solo en Uruguay. Nos interesaba generar un nuevo formato de banda y que con su instrumentación se supiera que somos de Uruguay. Lo que tiene la batería de murga es que se adapta ya que tiene los instrumentos base de una batería convencional y el estilo de música que hacemos es rock alternativo. Alternativo o Indie porque tiene fusiones con ritmos de tendencia y sobretodo con brit pop, dance y post punk. Siempre en español. Aún no tenemos nada de murga en los ritmos de las canciones pero puede ser que en algún futuro podemos tener canciones con marcha camión porque se adapta muy bien para ritmos base de rock.

Con respecto a nuestro vínculo con el mundo audiovisual, la idea era tener algo que tenga que ver con nuestra edad, nuestra identidad y a lo que nos dedicamos. Una vez estábamos en un ensayo zapando y surgió la línea de bajo de The Chain de Fleetwood Mac. En los 80 y 90 existió una distribuidora de VHS que se llamaba Halven S.A. y usaba como cortina musical esa canción. Ahí surgió la idea de usar el nombre y eso termina siendo el disparador de todos lo que surgió después: colores de la señal de ajuste en el vestuario, gráfica, discografía, letras que hablan de películas, etc.

La idea es que siempre la banda tenga varios elementos identificatorios que nos diferencien un poco del resto.

https://www.youtube.com/watch?v=-LuvlsLgzNA

¿Cómo se constituyó la banda? ¿Quiénes la fundaron, y quiénes pasarían a integrarla luego?

La banda se formó a partir de esa inquietud personal y la idea de poder generar esa nueva propuesta de banda de rock, mezclando con la batería de murga. Fui probando y grabando canciones propias con la batería de murga y a la vez estudiando y observando los movimientos de muchas bandas. Hasta que un día me explotó la cabeza y decidí que si o si había que materializar. Hice una reunión con amigos músicos que podían acompañarme (he formado parte de distintos proyectos con algunos) y aceptaron el desafío. Desde un principio cada etapa  que vamos viviendo es aprovechada al máximo, siempre planificando, desde un ensayo hasta todo lo demás. Si algo se estanca, se sigue produciendo por otro lado y así. No hay tiempo para perder y siempre hay que seguir.

Los Halven recogen lo más característico de los dos mundos musicales con los que una persona joven puede tener un contacto más inmediato en Uruguay: el rock, y la murga. Ahora, además de las evidentes consideraciones logísticas que los llevaron a incorporar una batería de murga a la banda en lugar de una batería convencional, ¿cuál fue la principal inquietud estética que buscaron atender con éste planteo?

La estética nos importa y la formación contribuye a que es una imagen de banda original. Nos mueve la idea de ésta formación y nos pone en la responsabilidad de rendir profesionalmente. El trío de batería plantea una nueva estética de formato de banda, y tener un elemento auténtico de nuestro país. Eso es otra necesidad debido a las influencias que tenemos, sea The Beatles, U2. Queríamos tener algo que nos identificara a nuestro país, no solamente el idioma. Personalmente me ha tocado viajar (viaje de arquitectura) y me he planteado mínimamente sentir y vivir un poco esos lugares con respecto a la historia de cada banda. El sentido de pertenencia de un grupo musical a su país tiene que estar siempre, por más que después sean globales. También forma parte de la identidad.  

Al tener un aspecto visual tan prominente, ¿sienten que sus grabaciones de estudio reflejan la verdadera esencia de la banda? ¿De qué modos laboran sus pistas de audio para que plasmen el espíritu real del grupo?

Por ahora estamos produciendo nosotros y al ser ritmos simples y con loops podemos grabar algunas cosas en home studio y editar en programa multipista. Después mandamos mezclar y masterizar a estudio.

¿En algún momento visualizan expandir su formación, y agregar nuevos instrumentos?   

Creo que no. Quizás puede ser alguna colaboración en algo muy puntual, nos sentimos identificados con las bandas que mantuvieron la formación y son identificadas a lo largo del tiempo por eso mismo.

¿Cuál (o cuáles) han sido los puntos de inflexión en la carrera de Los Halven? En concreto, cuál fue el momento en que se dieron cuenta que la banda podía tener una cierta continuidad en el tiempo?

Creo que desde un principio. Estamos seguros de tener una oportunidad única para trascender debido a la propuesta, la energía y a las ganas de hacer música que guste a todos. Lograrlo solo depende de nosotros y de las canciones que compongamos. Tenemos mucha fe para llegar muy lejos.

¿Con qué bandas de la escena local sienten más afinidad?

Con varias. De todas rescatamos cosas.

¿Y de la escena regional?

Y, con aquellas que mezclan bien lo anglosajón con el idioma español. Desde Virus y Soda Stereo hasta Café Tacuba, etc.

De tener la posibilidad, ¿qué artistas extranjeros les gustaría telonear?

Con aquellas bandas que marcaron nuestras influencias: U2, Coldplay, Two Door Cinema Club, Foster The People, The Killers, Franz Ferdinand, Oasis (si se juntaran) o cualquiera de los Gallagher, The Strokes, Blur, etre otras.

Hace una semana editaron un EP, ¿qué repercusiones inmediatas tuvo?

Muy buenas. Lo estamos difundiendo y hay buena recepción. Siempre pensamos que todo material va sumando y que hay que seguir pensando en lo que se viene. Las canciones gustan casi por igual, lo cual nos sorprendió porque pensamos que alguna era la más favorita. Pero a la gente les gustan distintas canciones del EP.

https://www.youtube.com/watch?v=U5kmAc-FlKM

¿Y qué planifican ahora a nivel de estudio? ¿Van a editar discos, o prefieren concentrarse en el formato de composiciones específicas como “Tokio”, el más reciente corte de difusión que tuvo también su respectivo video? ¿Les genera eso algún conflicto? Porque son una banda que opera en un plano muy conceptual, y asumo que deben tener presente que ciertos mensajes solo pueden transmitirse cabalmente en un formato que permita una exposición temática extensa.

La producción musical de los artistas ha cambiado mucho en los últimos años, va de canción en canción y no de disco a disco como hace más de 20 años atrás. Pensamos que un disco es una obra que todo artista debe tener, pero lo primordial son las canciones, y el modo de consumo se ha sintetizado a escuchar canciones y no un disco entero. Ahora cada persona puede hacer su propio disco creando playlists. Ese es el objetivo a corto plazo. A largo plazo nuestra idea es hacer el lanzamiento de 6 discos, uno de cada color, empezando por el álbum amarillo y luego siguiendo el orden de lo que son los colores a la señal de ajuste. Queremos que el camino esté planteado en la discografía como un paquete de discos, como objetos coleccionables. Esto permitiría generar un plus en el disco tangible.  

Por último, ¿cómo se dispone su agenda de toques para este año? ¿Van a realizar una presentación oficial del EP?

Hemos tocado bastante y ahora nos estamos concentrarnos en la producción y  la difusión del EP, tanto para Uruguay como para fuera de fronteras, contactándonos y generando notas de radio y prensa, aquí y para otros países. Ya estamos produciendo el video clip de “Hermosa la noche”. Va estar muy bueno, queremos tratar el tema de la migración, incluyendo a muchas personas de todo el mundo con un sistema de edición muy atractivo visualmente. En un tiempo estaremos disponibles nuevamente para shows y tocar estos temas.

“¡Rock the Folk!” – Entrevista a la Artista Argentina Mavi Díaz

Fundadora de la legendaria banda de pop Viuda e Hijas de Roque Enroll, Mavi Díaz ha compartido el estudio y el escenario con artistas como Charly García, Gustavo Cerati, Fito Paez, Andrés Calamaro, Los Twist, Man Ray, Patricia Sosa y Daniela Herrero, en una carrera que ya alcanza cuatro décadas de trayectoria ininterrumpida, y múltiples reconocimientos (incluyendo tres Premios Gardel). Su proyecto actual es “Mavi Díaz Y Las Folkies”, banda con la que cual ha girado por Europa y Asia, y cuyo tercer disco de estudio (“Gaucha”) fue publicado a inicios de este mes.

Tuve el agrado de conversar con Mavi sobre la presentación de este nuevo álbum (a realizarse el próximo 10 de mayo en la Sala Siranush), y repasar el camino que la condujo a esta instancia especialmente prolífica de su carrera, la cual realza el valor del talento femenino dentro del folkore de raíz.

Tu carrera abarca etapas muy distintas, y recala en algunos de los nombres más significativos de la historia de la música argentina contemporánea como ser Charly García, Andrés Calamaro, Fito Paez y Gustavo Cerati. ¿De qué modos dirías que el contacto con esas personas nutrió tu evolución artística?

Las colaboraciones con músicos a los que una admira siempre son enriquecedoras, y cada una de ellas deja huella. Realmente me siento afortunada por haber tenido la suerte de poder participar en shows, discos, o compartir proyectos con semejantes artistas.

Concretamente, ¿te animarías a destacar o señalar algo que atesores de cada una de estas cuatro personas que acabo de mencionar?

Charly fue y es mi ídolo de toda la vida. Participé en la grabación de “Say No More” en Madrid y fue muy amoroso conmigo, como estábamos solos esos días compartimos mucho tiempo, y fue un aprendizaje bestial para mí. Con Fito grabamos el concierto “No Sé Si Es Baires o Madrid” pero ya habíamos colaborado con Viudas en sus primeros discos y siempre es un placer trabajar con él. Con Andrés grabé en su disco “Por Mirarte” hace mucho tiempo y también tocamos en vivo. Y qué decir de Gustavo… un capo como pocos. Grabé y trabajé con él muchas veces, incluso él produjo el germen de lo que fue mi primer disco solista. Nos unía una hermosa amistad. Ya ahora trabajo con su hijo Benito, junto a Tweety González produjimos sus dos primeros discos.

Y en lo que respecta a tu proyecto más emblemático (Viuda e Hijas de Roque Enroll), ¿cómo se amolda (o dialoga) con lo que son Las Folkies? ¿En qué aspectos sentís que su espíritu está latente en tu proyecto actual? Al respecto, me resulta muy simpático un hashtag que solés emplear: #rockthefolk.

Viudas y Folkies son sin duda los proyectos más importantes de mi vida. Es bastante obvio pero lo que tienen en común soy yo y mi forma de abordar la música y la lírica. Yo siento que Las Folkies, si bien hacemos folklore tradicional en su estructura y en su instrumentación, la rockeamos muchísimo. Nuestra actitud es rockera, nuestra estética y nuestra forma, pero como digo, siempre muy respetuosas de las raíces y de lo tradicional. Siempre decimos que nos gusta lo moderno de antes y eso mismo nos pasaba con las Viudas.

¿Qué motivó la fundación de las Folkies? ¿Cómo se establecieron los vínculos entre ustedes?

La idea de armar Folkies fue de mi manager de entonces, Maya Vázquez. Yo venía tocando con unos capos tremendos como Gaby Luna, Franco Luciani, Daniel Patanchón, pero cada uno de ellos ya tenía proyectos propios que les demandaban dedicación y empezaban a complicarse las agendas. Entonces a Maya se le ocurrió convocar a las chicas y fue la mejor idea que alguien pudo tener jamás. Pusimos una fecha como para ver si había química entre nosotras y si nos sentíamos a gusto tocando juntas y fue amor a primera vista, un romance que afortunadamente se nutre y se renueva cada día de estos 9 años que ya llevamos juntas.

¿En qué se diferencia el nuevo álbum de los dos anteriores, “Todo Sí!” y “Sonqoy”? Te he escuchado decir que es tu disco más personal pero a su vez más colectivo. ¿Cómo se traduce eso en el plano musical?

“Sonqoy” fue nuestro disco bautismal, nuestra primera experiencia juntas en estudio y contiene canciones que yo venía componiendo de antes de conocer a las chicas. “Todo Sí!” ya muestra a unas Folkies más “rodadas” con muchos shows y viajes encima. Ahora, en este disco comienza la composición en conjunto.  A diferencia de “Todo Sí!” que fue grabado a lo largo de todo un año, entre giras y viajes en los cuales tocábamos los temas, “Gaucha” tomó forma en 10 días de estudio. Muchas de las canciones ven la luz por primera vez en el estudio, muchos arreglos son creados en el momento de grabar. Me gusta una definición que hizo el periodista Gerardo Rozin: “Gaucha” es un disco “urgente”, necesario.

¿Ha incidido en esto el reconocimiento que han recibido en materia de galardones, incluyendo los Premios Gardel?

Los premios y los reconocimientos son siempre gratos porque de alguna manera reafirman que una está en el camino correcto. “Todo Sí!” nos dio muchas alegrías, entre ellas dos nominaciones y un Gardel, lo cual nos llena de orgullo. Pero una no piensa en eso cuando gesta un disco, especialmente “Gaucha”, como digo, nace de una necesidad de poner en palabras y en música los sentimientos que nos atraviesan como músicas, como mujeres, en lo personal y en lo colectivo. Por supuesto sin perder la alegría y nuestra pasión por la danza nativa que es también un motor muy fuerte del disco.

El viernes 10 de mayo presentan oficialmente este nuevo disco en sociedad, ¿qué podrías adelantarnos de este evento en la Sala Siranush de Palermo?

Estamos preparando un show hermoso con una puesta preciosa a cargo de Diego Wulff y Sofía Gabrieludis, vamos a tocar primero el disco nuevo en el orden, como hicimos con “Todo Sí!” porque queremos que la gente viaje disco adentro y se meta en el universo que proponen las canciones y después por supuesto tocaremos todos los “hits” y haremos una Folkie peña a nuestro estilo.

¿Y cómo sigue su agenda de presentaciones luego?

Después del concierto Martina parte a Europa en gira con Peteco, yo viajo también a Europa a cerrar una gira que haremos en Octubre y durante julio y agosto gira nacional por Argentina

¿Cómo ves la escena musical en Argentina, y en la región? Y dado que con las Folkies han llegado a presentarse no solo en Europa sino también en Asia, ¿qué paralelismos podrías trazar? ¿Qué podríamos incorporar del esquema que existe en esos países a los nuestros? Y a su vez, ¿en qué sentidos ellos pueden tomarnos como referentes?

Argentina tiene una riqueza musical enorme en todos sus géneros y en todas sus regiones, pero a diferencia de otros países donde hemos estado y tocado, aquí cuesta mucho lo nuevo. La gente generalmente no sale a buscar propuestas nuevas,  va más bien a lo que conoce o a lo que escucha mil veces en los medios. Nosotras hemos llegado por ejemplo a salas enormes en USA preguntándonos preocupadas quién iría a vernos y sorprendernos con una sala llena de gente que va a descubrir música que no conoce para nada. Otra buena costumbre que tienen afuera es que están acostumbrados a comprar música, compran discos físicos y en las tiendas digitales. Independientemente de la crisis argentina, nosotros somos más de querer todo gratis. Pero sí que somos muy respetados en el mundo por nuestra creatividad.

En lo estrictamente personal, ¿tenés alguna otra actividad programada, como ser colaboraciones con otros artistas? ¿Hay algún artista nuevo con el que quisieras trabajar?

En “Gaucha” tuvimos el honor de tener dos invitados de lujo: Marcela Morelo y Franco Luciani. En el mes de Julio vamos a hacer un espectáculo junto a Teresa Parodi y Marian Farías Gómez, dos de mis artistas referentes a quienes admiro y adoro. Voy a participar también en un disco de Ska Beat City que van a versionar un tema mío de Viudas. También acabo de rodar mi participación en un documental para Netflix sobre el rock en Latinoamérica. Como productora no dejo de sorprenderme de la nueva camada de músicas talentosísimas que hay, y sí, me gustaría producir a muchas de ellas.

Te agradezco enormemente por tu tiempo, y les deseo todos los éxitos con el nuevo disco. ¡Esperamos verlas en Uruguay en algún momento!

¡Ojalá así sea!

(Fotografía de Mavi Díaz & Las Folkies: Pablo Scavino)

Endless Wire (The Who) – Album Review

The circumstances surrounding the final Who album of 1982 (It’s Hard) were so bitter that it took the band 24 years to finally summon the resolve to issue a new album of original compositions. Unfortunately, John Entwistle was to pass away in Las Vegas on the eve of a Who tour before their new record (“Endless Wire”) could materialize, casting a question mark on the true validity of this new work as a Who piece, which (quite aptly) finds Roger singing “will there be music/or there will be war” at its conceptual climax.

Personally, I’m not going to entangle myself into the “this is not The Who any longer” debate, simply because there is no such debate to be had.

The Who did not have four members; The Who had four leaders. All three instrumentalists were revolutionary. Now the rhythm section is gone, and we have Pino Palladino on bass – a superb musician, but not someone who aims to replicate Entwistle’s thunder (nor should he, in the same way no-one really expected Kenny Jones to ape Keith Moon’s sound). Yet, the current incarnation of the band does feature Zak Starkey, who is incontestably the most skillful drummer The Who has ever had on Moon’s stead.

Which brings me to my one principal problem regarding “Endless Wire” – Zak does not make an appearance, as he was occupied touring and recording with Oasis. He does drum on namely one track, and it’s easily one of the standouts: “Black Widow’s Eyes” – a song about Stockholm Syndrome which evinces suspense and impending fatality, conjuring back the kind of tension that always defined The Who’s most characteristic numbers.

The album was released in October 2006, and it is divided in two parts. The first is an unconnected collection of vignettes and songs. The second is a mini-opera entitled “Wire & Glass” (which was also the name of an EP the band released ahead of the album).

Old friends abound – Pete’s brother Simon, keyboardist John “Rabbit” Bundrick (the unofficial “fifth” member of The Who for as much as 30 years now) and also Billy Nichols, a Baba lover whose name will be instantly familiar to fans of Pete Townshend’s solo oeuvre (IE, Who enthusiasts everywhere).

The first nine tracks find Roger and Pete trading vocals throughout, and the songs themselves have a marked acoustic air, which is even reminiscent of The Who By Numbers in places.

Roger is in fine form throughout – give the man his due, he was on his seventies when he recorded this. His delivery is nuanced, and has a theatrical sheen of its own that somehow compensates for the missing roar of yore.

Nostalgia sets the tone from the very commencement with “Fragments” nodding to “Baba O’ Riley”, and (depending on your stance on The Who’s actual framework) you’ll either find it really endearing or the most conformist thing they ever set to tape (to be fair, Pete didn’t even write it all by himself – British multimedia composer Lawrence Ball receives a co-credit). 

Elsewhere, we have a song inspired by “The Passion of The Christ” (“Man In A Purple Dress”), and Pete might as well have the most touching moment of the whole album when he sings “God Speaks Of Marty Robbins” (a song which was actually made available on demo form during his “Scoop” series in 2001).

Conversely, it’s Pete who sings the one and only nadir of the album – “In The Ether”. I find it ludicrous to believe that he did actually record and listen to that and opted to include it on the finished album.

“You Stand By Me” closes the first side of the record. The song is certainly not without charm, but it is too brief, and the motif would be taken up again on the closing number of the album, and addressed more satisfactorily at that (although I do concede the two songs work well in tandem, offering Pete and Roger’s individual reflections on their fifty-year strong relationship).

The “Wire & Glass” mini opera is the most Who-like part of the album. It obviously helps that the subject matter hits home – it tells the story of some childhood friends that form a band, effectively replicating the story of The Who in more aspects than one (“we found a dream to dream/we were the carriers”, Roger sings on “We Got a Hit”, before retorting “we talked a lot of crap/they wanted more!”). Townshend’s aunt Trilby (the person who encouraged him as a musician when he was a boy) gets a name check, and the concept of a transcendental concert (IE, the one that fueled the “Lifehouse” project) shines through again on “Mirror Door” – a song which was actually released as the album’s first single, and that did acquit itself well on the charts. And “Tea & Theatre” ends the album on the most suitable of notes, featuring just Pete and Roger, who provides a vocal which manages to be both powerful and fragile. And the live versions just punctuates everything all the better.

I do also have the “expanded” version of the album, which includes an elongated version of “We Got a Hit” which outright vexes me – while the original is dizzying, this alternate take just plods along. What’s the added value in something like that?

This expanded version also comes with a DVD which is quite fun to watch but all too succinct (only one song from the new album?), and the person who thought that mimicking the “Leeds” cover was a good idea needs his head examined.

On the whole, “Endless Wire” is a solid album. Pete is very focused. Even his chord progressions (one of the main points of contention for people who tend to dismiss the band) are subjected to some very peculiar twists of their own.

And as of the time of writing this, the band is recording a new album. It will feature Zak on the majority of its track, and (in quite a bit of a stunner) Roger will also pen original material alongside Pete (who, by the way, is going to release his first novel, which will most likely set the scene for a new solo album). Actually, Roger did write some songs for “Endless Wire” – a much-cited composition titled “Certified Rose” did not make the cut. And neither did a song by John named “Sabotage”, for which it was heavily-rumored that a usable soundcheck bassline was available. 

Like everybody else, I had strong reservations when I learned The Who were issuing an album after John Entwistle’s passing. I actually took a long time to buy it. But as you can tell by this review, I was gratefully surprised.

However, I did not attend the band’s one show in Argentina in 2016; it was their first time playing South America. I do regret it now, specially after having listened to their “Live At Hyde Park” album. I hope I’ll be able to make up for that one big mistake if they tour their upcoming album. Now I know what I will find on stage.

Most of everything, I know Who I will find.

Music makes me, makes me strong
Strong vibrations, make me long
Long for a place where I belong
You will find me in this song

– Mirror Door